C. S. Madrid | viernes, 18 de diciembre de 2015 h |

En pacientes con aneurisma aórtico abdominal (AAA), las técnicas endovasculares han conseguido disminuir la mortalidad, la tasa de complicaciones y las estancias hospitalarias de manera “muy significativa” y, además, consiguen tasas de supervivencia mucho más altas que con la cirugía abierta convencional, tal y como asegura Pascual Lozano, jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario Son Espases (Mallorca).

Estas técnicas, para la reparación de los AAA ha supuesto “una revolución”, agrega, reconociendo que en la última década se han ido implantando en la mayoría de los hospitales.

En 2005, el hospital incorporó estas técnicas para el abordaje de urgencia de la rotura del AAA infrarrenal y, desde entonces, ha conseguido que la tasa de mortalidad descienda del 59 por ciento (cirugía abierta) al 21,4 por ciento.

Otro de los datos de este trabajo presentado en el II Congreso Internacional que organiza el Capítulo de Cirugía Endovascular de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (Seacv) se refiere al aumento de la supervivencia. Así, en el caso de los pacientes tratados con terapias endovasculares, sobrevivían un 83,2 por ciento de los operados, mientras que en aquellos intervenidos con cirugía abierta ese dato caía al 38,2 por ciento.

Las claves

Lo fundamental para planificar el tratamiento endovascular de los nuevos pacientes es, según Lozano, disponer de un buen TAC, ya que uno de los factores más importantes es la anatomía del propio paciente.

“No todos los aneurismas pueden aceptar una endoprótesis, por lo que deben de tener unas características anatómicas especiales, es decir, tener un cuello infrarrenal suficiente para poder poner la endoprótesis para anclarla o unas arterias iliacas con un calibre suficiente y que no estén muy elongadas para colocar la endoprótesis”, destaca.

Finalmente, incide en que hace años estas técnicas se realizaban mediante disección inguinal y, en la actualidad, de forma percutánea. Esto se traduce en “una ventaja muy importante para la recuperación del paciente”, ya que las complicaciones locales “se disminuyen prácticamente a cero” y, además, existe la posibilidad de emplear solamente anestesia local.