Carmen m. López Madrid | viernes, 03 de octubre de 2014 h |

Tiene claro que su vocación es la palabra y el silencio, y es que para Pablo D’Ors literatura y religión van de la mano. Asume que a la Sanidad le hace falta más humanización. El cuerpo y la mente tienen cura y tratamiento pero el espíritu también requiere asistencia de calidad, y de eso se encarga al frente de la capellanía del Hospital Ramón y Cajal.

Pregunta. ‘Biografía del silencio’ es uno de tus libros, ¿a qué suena tu obra?

Respuesta. Es mi último libro publicado. Uno de los problemas que afectan más a nuestra sociedad contemporánea es el ruido y en respuesta a eso, hay muchas personas que están en búsqueda de un camino interior. Ésta es la idea que pretendo transmitir.

P. ¿Qué denominador común tienen todas tus obras?

R. Yo soy fundamentalmente un narrador, no un ensayista, aunque ‘Biografía del Silencio’ es un ensayo. Creo que lo que puede aunar, desde el punto de vista estilístico es el humor con la lírica. Son textos con sentido del humor, pero también con un bagaje metafórico.

P. ¿Si no fueras capellán, qué serías?

R. Escritor. Aunque no concibo mi vida si no es sacerdotalmente. Mi vocación de la palabra la tengo desde siempre junto a la sacerdotal, que es la vocación al silencio. Por tanto, palabra y silencio son dos caras de la misma moneda y estas vocaciones artísticas y religiosas están profundamente hermanadas.

P. La Sanidad no está precisamente en silencio, ¿qué opinión tienes del clima estridente del sistema?

R. En los hospitales se está ofreciendo una atención al cuerpo y una atención a la mente, pero la atención al espíritu todavía es deficiente. El ser humano no es solamente su dimensión corporal o mental sino que tiene una dimensión espiritual. Yo estoy convencido, por no decir seguro, de que en breve en los hospitales de la Comunidad de Madrid, tendremos espacios de silencio, para los pacientes y para el personal. De modo que en medio de este ruido pueda encontrarse uno con la paz que necesita en todo este contexto.

P. ¿Hace falta más meditación?

R. Por supuesto. En el mundo actual, uno de los problemas que tenemos es nuestra dispersión, es decir, no estamos educados para la atención. Y como decía Simone Weil, “amar es tanto como estar atentos”.

P. ¿Cómo es ser capellán del hospital y cómo es tu vida diaria?

R. Es maravilloso. Trabajo con una carga de humanidad extraordinaria. A parte del culto, con dos eucaristías por la mañana y por la tarde, tenemos una lista de personas a los que llevar la comunión, atender a quién lo solicita, etc. Yo creo que es una ayuda muy necesaria y estamos desarrollando un trabajo muy humilde.

P. Como capellán, vive el dolor a diario, pero no desde el punto de vista físico, ¿es más fácil así?

R. El dolor siempre es un desafío y siempre nos queda muy grande. Si nos toca vivirlo en primera persona es mucho más duro todavía. El arte de acompañar a los enfermos es por una parte implicarse pero con cercanía y distancia a la vez, que es lo que hace que la relación pueda ser terapéutica. Creo que el hospital no sólo es la casa del dolor sino que también es la casa del amor, se ve como los enfermos son acompañados por sus seres queridos y es un signo de amor increíble. El hospital es un lugar donde más sufrimiento hay concentrado pero también donde más ternura, compañía o cariño se ve.

P. En la práctica clínica existe una multidisciplinariedad en los equipos, en la capellanía, ¿se puede trasladar este modelo?

R. Sería lo ideal. Si la presencia religiosa estuviera normalizada en la sociedad, tendríamos que formar parte de esos equipos de profesionales y trabajar con ellos. Es algo que en los hospitales de Europa y Estados Unidos ocurre, el capellán está de pleno derecho en los equipos clínicos y tengo la confianza de que en el futuro será así.

P. ¿Cambiarías algo del SNS?

R. Pienso que funciona bastante bien. Aunque creo que hay que seguir caminando hacia la humanización de la salud.

¿De qué libro te sientes más orgulloso? De una novela que se llama ‘Lecciones de ilusión’.

¿Alguna vez has querido ser médico?Mi padre que sí lo era, quería que yo le siguiera, pero no me gustan las ciencias.

¿Un libro? Stoler de John Williams

¿Un personaje? Dudo entre Pinocho, Peter Pan o Alicia

¿Próximo libro a la vista? Sí, una novela.