En artritis reumatoide (AR), el retraso diagnóstico es muy variable, depende mucho de las zonas geográficas, pero normalmente está por encima del tiempo que sería deseable pues, desde que el paciente comienza con síntomas hasta que es diagnosticado y tratado pueden pasar entre cuatro y seis meses. Así lo aseguró a GM Eugenio Chamizo, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital de Mérida.
Los motivos del retraso son diversos, uno de ellos es que en muchas ocasiones, los pacientes no saben interpretar sus síntomas o tienen la falsa creencia de que lo que tiene es reuma y no tiene solución, por lo que tardan más en acudir al médico. También, desde AP pueden tardar en derivarlos al reumatólogo o este último no tener preparada la agenda para recibir a estos pacientes sin que esperen.
Sin embargo, cuanto antes se trate al paciente y cuanto más precozmente se detenga el proceso inflamatorio de la enfermedad, menores son los daños que se producirán tanto en las articulaciones como en otros órganos en los casos en que están afectados. “Por lo tanto, el pronóstico a largo plazo es mucho mejor cuanto antes se haga el diagnóstico y se comience con el tratamiento”, subrayó Chamizo.
Por ello, la Sociedad Española de Reumatología (SER), con el patrocinio de Abbvie, ha elaborado el ‘Libro Blanco de la artritis reumatoide precoz’. El experto apuntó también a que “se sabe que existe una probabilidad mayor de incluso curar la enfermedad si se consigue tratarla en las 12 primeras semanas desde que aparecen los síntomas,”, incidió para añadir que, “lamentablemente”, muy pocos pacientes llegan en este periodo de tiempo a las consultas de reumatología.
En cuanto al papel que juega la primaria en el diagnóstico temprano, aseguró que es “primordial” al ser la puerta de entrada al sistema, por lo que si rápidamente se dan cuenta de la patología del paciente y son conscientes de la importancia de que sean tratados lo antes posible, los derivarían con mayor celeridad. Sin embargo, la formación en las universidades sobre reumatología “no es lo completa que debería ser” y, por tanto, los conocimientos de los médicos de familia, aunque vayan mejorando, tampoco tienen la formación necesaria, ni siquiera en el caso de las enfermedades reumáticas más graves, entre las que se encuentra la AR.
A la hora de derivar al especialista, el jefe del Servicio de Reumatología del Hospital de Mérida señaló que deberá hacerse cuando un paciente se presente con hinchazón de una o más articulaciones y no ceda en cuatro semanas. Incidió en que hay que sospechar que se trata de una AR de manera especial si las articulaciones afectadas están en las manos, si el paciente tiene antecedentes familiares de esta enfermedad y cuanto mayor sea el número de articulaciones inflamadas.