Almudena Fernández Madrid | viernes, 26 de junio de 2015 h |

La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha desarrollado el Proyecto de Gestión, Transparencia y Responsabilidad, siendo la primera sociedad científica en dar este paso que, a su juicio, marca una senda en el proceso de transformación al que están abocadas este tipo de organizaciones.

El vicepresidente de la AEP, Antonio Nieto, explicó que la mediatización y el fácil acceso a la información actualmente tienen aspectos positivos y otros que no lo son tanto, por lo que es “imprescindible” mantener la reputación y la responsabilidad de las sociedades científicas, “que pueden verse deterioradas por actuaciones irregulares o no suficientemente claras”. En este sentido, incidió en que, siendo conscientes de las exigencias de transparencia que demanda la sociedad, decidieron embarcarse en este proyecto para que, además, sus objetivos “estén en consonancia” con lo que se espera de ellos como asociación “de referencia” en lo que a la salud infantil se refiere —al representar a más de 9.000 pediatras y cirujanos infantiles— no solo entre los propios profesionales, sino de cara a otros colectivos, incluida la propia Administración.

Procedimentar actividades

Dentro de este proyecto, lo primero que hizo la AEP fue procedimentar 16 actividades que llevan a cabo para conseguir un control adecuado, transparencia en relación con cómo se invierten sus recursos, la organización de los congresos de la sociedad, jornadas, criterios a través de los cuales se otorgan becas y premios, etc., en definitiva, tener “una visión clara de la situación”.

Con el objetivo de identificar los grupos de interés y cómo veían a la asociación, así como identificar las áreas de mejora, contrataron a una consultora para llevar a cabo este análisis. “El objetivo final es un modelo de gobierno caracterizado por la transparencia, la rectitud de la gestión y que se adecúe a unos objetivos, líneas estratégicas, unas misión y unos valores”, subrayó Nieto.

Alberto Castilla, director en EY de Reputación y RSC, por su parte, apuntó a que la excelencia tiene que ver con cómo se hacen las cosas y, cada vez más, con cómo adaptarse a lo que el entorno solicita.

Labor divulgativa

Tras el análisis, la asociación —continuó el vicepresidente de la AEP— ha podido comprobar que su labor divulgativa y de gestión del conocimiento, así como el reconocimiento de su rigor científico, son altos.

Sin embargo, no han sido capaces de transmitir lo suficiente, ni a la Administración, ni a la sociedad, la importancia que tiene la escasez actual de pediatras y, sobre todo, el riesgo que conlleva para el futuro el hecho de que, en algunas regiones, entre el 30 y el 50 por ciento de niños no sean atendidos por pediatras, sino por médicos de familia.

Y es que, más en ámbitos rurales que urbanos, en los que la población está muy dispersa, por ejemplo en Castilla y León, no hay pediatras en los pueblos pequeños en los que viven pocos niños, y estos son atendidos por el mismo facultativo que sus padres. Además, la escasez de plazas de médico interno residente para la especialidad, inferior al número de facultativos que se jubilan y el hecho de que las plazas en hospitales suelan ser más atractivas para estos nuevos especialistas, ocasiona que la mayoría de ellos se queden ocupando las vacantes en los hospitales y no trabajen en atención primaria.

En esta línea, Nieto continuó explicando que el médico de familia ha recibido una formación distinta y, además, es muy difícil que consiga el reciclaje adecuado en medicina del niño si se tiene en cuenta que el mayor peso asistencial dentro de su cupo lo ocupan los mayores y las patologías asociadas a la edad y la cronicidad, no las enfermedades de la infancia.

Asimismo, tampoco se perciben lo suficiente las bondades del modelo pediátrico español que, sin embargo, sirve como ejemplo para otros países, ya que es de los mejores del mundo.

En esta línea, incidió en la necesidad de seguir trabajando para incrementar la visibilidad de la profesión y de la labor que desempeña la misma.