Café de redacción

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La asignación de medios y las infraestructuras propias son claves para el manejo de una patología como la artritis reumatoide

Los clínicos desempeñan un papel fundamental en la sostenibilidad del sistema, pero esta responsabilidad a veces no se asume

| 2011-01-28T15:07:00+01:00 h |

A pesar de los beneficios demostrados que aportan los medicamentos biológicos a los pacientes con AR, existen desigualdades de acceso a estos tratamientos en Europa, según un estudio internacional europeo de la Universidad de Lund (2009). Este análisis dio pie a que se analizara su variabilidad en España en el contexto de las CC.AA. El informe “Artritis reumatoide: impacto de la enfermedad, análisis de los costes asociados y estudio del acceso a fármacos biológicos en las comunidades autónomas”, identifica estas diferencias. Las principales conclusiones son las siguientes:

Cada comunidad autónoma varía en sus prioridades y adopta diferentes políticas y decisiones unilaterales para asegurar el uso racional de medicamentos y de contención del gasto farmacéutico. Esto puede generar cierta disimilitud en el acceso de medicamentos, incluyendo los fármacos biológicos para pacientes con AR.

Las diferencias asistenciales en las CC.AA. son factores que contribuyen a estas disparidades. La cantidad y gestión de recursos humanos en atención primaria y especializada no es la misma en todos los lugares.

No todas las regiones tienen el mismo nivel de dotación, situación que puede generar ineficiencias y problemas en la atención de pacientes con enfermedades reumáticas.

A.P.

Madrid

El impacto de la artritis reumatoide (AR) tanto para los afectados, como para sus familiares y la sociedad, en general, es un tema sobradamente demostrado por ser una patología que ocasiona daños estructurales irreversibles en las articulaciones y conduce a distintos grados de incapacidad. La realidad de esta patología toca de lleno a cerca de 250.000 personas en España, que desafortunadamente tienen que enfrentarse día a día a una enfermedad que ocasiona discapacidad y una pérdida de calidad de vida considerable. Para Antonio Ignacio Torralba, presidente de la Coordinadora Nacional de Artritis (Conartritis), la AR no solo repercute en los enfermos, si no que su sombra se proyecta directa o indirectamente en alrededor de un millón de personas. En opinión de Torralba, esto es así porque también se ven afectados los familiares de estos pacientes, que se convierten en cuidadores. También se da la situación, en el caso de esta patología, que la gravedad de la misma y sus repercusiones no son visibles y, esto no se ha sabido trasladar a la sociedad”. Unas declaraciones que realizó en el marco del encuentro “El impacto de la artritis reumatoide. Análisis de los costes asociados”, celebrado recientemente en la sede de Contenidos e Información de Salud.

En opinión de Alberto Alonso Ruiz, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Cruces de Bilbao y asesor del Servicio Vasco de Salud: “El impacto de la AR probablemente desde el punto de vista de repercusión funcional y vital de los pacientes ha cambiado mucho en los últimos 10 años. El pronóstico ha mejorado notablemente, así como el que los afectados vuelvan a la vida activa e, incluso, la posibilidad de que gran parte de ellos queden asintomáticos es muy alta”.

Centrándose de nuevo en el momento presente, Rosario García de Vicuña, Jefe de Servicio de Reumatología del Hospital de la Princesa, consideró que en la mejora de las expectativas de los pacientes, ha influido el acercamiento a la enfermedad. “Los mecanismos por los que los afectados nos llegan antes a las consultas, gracias al trabajo conjunto con los médicos de AP y algunas estructuras como las unidades de artritis precoz, han hecho posible esta coyuntura. Ahora los reumatólogos buscamos la remisión, y a esta tarea han contribuido los fármacos, y el cambio en el manejo de la enfermedad”

Por otra parte, Xavier Badia, director de HEOR de IMS Health, mencionó también la importancia del coste social que supone la Artritis Reumatoide.. “En el plano socioeconómico incluyendo costes directos (asociados al manejo y tratamiento de la enfermedad) e indirectos (relacionados con las perdidas de productividad) se estima entre 6.000 y 8.000 euros por paciente afectado. Los costes directos vinculados al manejo clínico y tratamiento representan aproximadamente un 70 por ciento de los costes totales, siendo el coste de los ingresos hospitalarios y el tratamiento farmacológico las partidas más altas dentro de los costes directos”.

Nuevos tratamientos

Para la doctora García de Vicuña los nuevos tratamientos para el abordaje de la AR no han sido los únicos que han determinado su evolución, lo cierto es que algunos de ellos han mostrado importantes beneficios Éste es el caso de los medicamentos biológicos. En palabras de Badia “los fármacos biológicos han supuesto un antes y un después en el manejo clínico de los pacientes con AR. La posibilidad de contar con un tratamiento eficaz que impacta directamente frenando la actividad de la enfermedad y aumentando en gran medida la calidad de vida”. Los datos más actuales reflejan un alza en España en el empleo de biológicos para tratar esta patología en los dos últimos años, apuntó García de Vicuña, si bien hay que tener en cuenta que no todos los pacientes pueden beneficiarse de ellos. “Ahora nos situamos en un 17 por ciento, cuando en 2005 apenas se alcanzaba un 10 por ciento. Donde más se frecuentan es en los países nórdicos, seguidos de Francia, que está algo por encima de nuestro país”.

Volviendo a nuestras fronteras, las conclusiones del informe “Artritis reumatoide: impacto de la enfermedad, análisis de los costes asociados y estudio del acceso a fármacos biológicos en las comunidades autónomas”, reflejan que el consumo de este tipo de medicamentos por paciente con AR por comunidad autónoma, es desigual.

La expresidenta de la SER aseguró que determinar las causas de estas diferencias es algo muy complejo porque cada “comunidad autónoma es un mundo”. “Lo que sí es cierto —prosiguió— es que las prioridades en materia de salud son muy variables. A veces éstas se encuentran muy marcadas por la agenda política y van muy dirigidas al ciudadano y no al paciente, que no es lo mismo”.

Del mismo modo, la dispersión geográfica puede condicionar la adecuada gestión de los medios disponibles. Igualmente, “influyen las diferencias en las dotaciones de recursos humanos e infraestructura clínica, diferencias en la evaluación técnica del medicamento y diferencias en medidas de política sanitaria dedicadas a la contención del gasto”, matizó Xavier Badia. Además, el experto subrayó que existen diferencias asistenciales en cuanto a los recursos humanos (atención primaria, reumatología) destinados a los pacientes con AR. El estudio muestra que el reconocimiento y familiaridad de los médicos de AP con la AR es un eje fundamental para detectar precozmente al paciente, derivarlo a la atención especializada y que acceda al tratamiento adecuado. Se ha evidenciado que los pacientes con menor tiempo de acceso al tratamiento con fármacos modificadores de la enfermedad (FAME) tienen un pronóstico funcional mejor a largo plazo. Por lo tanto, al diagnosticar y tratar antes, el pronóstico es mejor.

La crisis económica también ha contribuido a estas disparidades. Así lo expresó el doctor Alberto Alonso, para quien el proceso deflactor de la sociedad española es inevitable, y combatirlo está en manos de los organismos gestores de sanidad que de forma irremediable tendrán que abaratar costes. “Ahora bien, otra cosa es cómo se haga, es decir, un buen clínico puede estructurar sus recursos de modo que los pacientes que más lo necesiten se beneficien de los mismos. De hecho, yo creo que quien mejor puede controlar y regular el coste de los fármacos es un clínico responsable”.

García de Vicuña también apeló al compromiso del profesional sanitario, ya que según piensa “ahora mismo, un médico puede gastarse muchos euros en una mañana sentado en la mesa de su consulta, por eso somos nosotros los directamente responsables, aunque no los únicos, porque formamos parte de un equipo donde los residentes, los adjuntos, la farmacia… tienen su parte de compromiso”.

Sensatez y conocimiento

Administrar los recursos cuesta y conlleva un esfuerzo que quizá algunos profesionales no están dispuestos a asimilar. “A veces es muy difícil, cuesta mucho trabajo, pero yo considero que es el mejor camino”, explicó el reumatólogo del Hospital de Cruces de Bilbao. “Ésta es la labor diaria que consiste en controlar día a día, paciente a paciente, decisión a decisión, y euro a euro lo que haces, de manera que obtengas el máximo resultado”.

La sensatez y la habilidad son dos buenas cualidades para llevar a buen puerto la economía de las estructuras sanitarias. “Con ambas, se puede conseguir”, afirmó Alberto Alonso. Pero la buena relación entre gestores y clínicos también es necesaria. El entendimiento entre ambos y el conocimiento de las labores que desempeñan los médicos resultan asimismo cuestiones esenciales en este asunto, “porque hay gestores de sanidad que no saben para qué es necesario un reumatólogo en un hospital de día, por ejemplo”, añadió Vicuña, y todo esto repercute de un modo u otro.

En la buena gestión de los recursos es posible toparse con otros muchos elementos que no son estrictamente médicos o relativos a los gastos. “El nivel cultural que poseen las personas en todos los ámbitos —continuó el especialista—, tiene bastante que ver. Hay países que quizá no son tan ricos pero que cuentan con otra cultura organizativa, del orden, de hacer bien las cosas”, y esto les permite obtener mejores resultados, a lo mejor, con la misma financiación. Al final, la eficiencia está muy relacionada con cómo se desempeñe la labor, recalcó con contundencia el experto.

La falta de información puede ser otro de los eslabones que condicionen una buena financiación y distribución de los bienes. El papel que pueda desempeñar el movimiento asociativo tiene mucho que ver en todo esto, y puede aportar un valor añadido a las actuaciones que ya desempeñan los facultativos. Torralba lo corroboró con sus palabras, pues cree que una carencia de conocimiento por parte de la sociedad influye en las actitudes erróneas y “sólo a través de éste se tiene la suficiente información, aunque es cierto que ésta debe ser controlada pues, por ejemplo, no todo lo que ve en Internet es serio”.

En boca de todos está además una realidad que es inherente al nuestro sistema. La sobrefrecuentación y el poco uso racional que se hace de los medicamentos, inciden en los costes. Y en este punto García de Vicuña apeló de nuevo a la responsabilidad, ya que “nos encontramos en un sistema sanitario público de cobertura universal donde parece que la cartera de servicios es ilimitada y se juega mucho con las expectativas de vida y de los pacientes, prometiéndoles cosas que a veces no se pueden cumplir”. Tal vez la solución a estas trabas se halle en un aumento de esa información a la que hacía mención Antonio Ignacio Torralba. “Yo siempre digo que el paciente tiene que ser responsable de su enfermedad y proactivo en el cuidado de la misma. Si los enfermos actuamos así, de esa manera podremos ayudar a los profesionales y a la familiares”.

Hay que seguir

Los vericuetos por los que se escurre la gestión de las enfermedades en nuestro sistema sanitario son infinitos. La artritis reumatoide es una patología que afecta no sólo desde un punto de vista funcional, psicológicamente también daña, y mucho. Aunque su manejo y pronóstico no es comparable a lo que ocurría años atrás, es una enfermedad que perjudica el desarrollo profesional de una forma alarmante. Actualmente, cerca del 50 por ciento de las artritis reumatoides está vinculado a incapacidades temporales, apuntó Torralba. Por eso, los expertos continúan solicitando la introducción de modificaciones en el manejo de la enfermedad. La doctora García de Vicuña reivindicó que mantener el estatus laboral de estos enfermos debería ser un objetivo terapéutico, pero también que en todos los lugares haya mecanismos de acceso preferencial para los pacientes que lo necesiten. “Lo ideal sería que todo el mundo poseyera unas infraestructuras, pero yo entiendo que las desigualdades no son sólo inequidades si no que se originan porque en algunas comunidades la dispersión geográfica es un inconveniente”. El representante de IMS Health, aportó respecto a este tema que entre CC.AA. existen diferencias en unidades de artritis precoz (UAP). Así, solamente hay en funcionamiento 17 UAPs en ocho comunidades: Cataluña, Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana, Galicia, Asturias, País Vasco y Aragón. Con el objeto de subsanar estas carencias García de Vicuña propuso los medios tecnológicos como alternativa: un teléfono de atención al paciente, consultas por Internet, un coordinador en primaria que desviara cada cierto tiempo a los enfermos…

Alonso Ruiz no se muestra tan exigente en este sentido y tampoco considera que las unidades precoces sean imprescindibles. Su experiencia en el País Vasco es bastante positiva y asegura que las listas de espera para los pacientes de reumatología están como máximo en un mes. “No obstante, yo creo que esto se encuentra cada vez más generalizado, ya que cualquier paciente que es valorado por el médico general como preocupante o urgente es derivado al hospital. Otra cosa es que el enfermo quede perdido porque no vaya a la consulta o por los miles de avatares que puedan rodear su situación”.

En un contexto de crisis económica profunda es el momento también de poder visualizar oportunidades, al menos de este modo se manifestó el experto de IMS Health: “El SNS y las CC.AA. deben velar para que no exista un acceso desigual al diagnóstico y tratamiento de pacientes con AR en España y ello pasa por dotar adecuadamente de estructura asistencial y poner el tratamiento adecuado al alcance de todos los pacientes. Las sociedades científicas deben trabajar en la coordinación entre estamentos asistenciales primaria-especializada, de cara a que el tiempo de diagnóstico y administración de tratamiento adecuado sea el menor posible para mejorar los resultados en salud. Todo ello se ha de hacer en el contexto de una evaluación seria de la efectividad y tolerabilidad de los tratamientos y de su relación coste-efectividad, pero una vez aceptado el tratamiento ha de estar al alcance de todos los pacientes y en todas las comunidades autónomas”. En este sentido el estudio mencionado anteriormente hace una llamada de atención sobre las numerosas evaluaciones farmacoeconómicas que están sufriendo los últimos fármacos en llegar al mercado por parte de distintos entes públicos y privados, que pueden llegar a retrasar el acceso de los pacientes a estos fármacos.

Está claro que aún queda camino por recorrer, pero como puntualizó el presidente de Conartritis si las administraciones, las sociedades científicas, los profesionales sanitarios y las asociaciones de pacientes se unen, “es más complicado que una mesa de cinco o seis patas se caiga que una que tenga dos y aunque puede cojear, como ocurre muchas veces, luego es más fácil de mantener”. Y en ello se está trabajando. Rosario García de Vicuña informó en esta reunión de expertos, que aunque con cierto retraso respecto a los plazos iniciales del ministerio, se está redactando el borrador de la nueva Estrategia Nacional sobre Enfermedades Musculoesqueléticas, y declaró que “la comisión técnica e institucional se reunirá en marzo o abril, y no tiene que haber trabas para que sea aprobada en el Consejo Interterritorial”.