Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3
Ya está todo preparado. Me refiero a la inauguración del curso académico 2010-2011 en la Academia Médico Quirúrgica Española que preside el profesor Luis Ortiz Quintana. Tendrá que esmerarse en ese foro el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid en su conferencia sobre “Libertad de elección, confianza en paciente y profesión médica”. No me digan ustedes que el asunto no deja de ser ampliamente ambicioso, puesto que allí estaremos atentos desde el decano, el profesor José Luis Álvarez-Sala, hasta el nuevo académico el Dr. Rafael Matesanz, que obtuvo este nombramiento de la Academia previamente a la concesión del flamante Príncipe de Asturias. Resulta agradable ver a Matesanz, ese nefrólogo español que ha roto todo los parámetros biográficos de su propia Wikipedia. Con él en 1989 nació lo que se ha dado en llamar el “modelo español” y uno de los proyectos más ambiciosos de la medicina mundial. Pero Matesanz, sobre todo, conoce a la perfección el trasiego ministerial desde 1989 hasta la actualidad, por lo que sabe desde el otro lado de la valla quienes han sido desde entonces los ministros que le han tocado en suerte de una manera u otra, tal es el caso de Ernest Lluch, Julián García Vargas, Julián García Valverde, José Antonio Griñán, Ángeles Amador, José Manuel Romay Beccaría, Celia Villalobos, Ana Pastor, Elena Salgado, Bernat Soria, Trinidad Jiménez y ahora Leire Pajín. Por lo que a Matesanz hay que adorarle por lo que calla y admirarle por lo que hace, un experto en el claro-oscuro matiz con el que apuntala su presencia cuando es conveniente y sea menester.
En esto de los médicos y sus carreras hay mucho que agradecer a las familias. Éste es el caso de la saga de los De Teresa, que impactan en Andalucía con su patriarca, don Eduardo de Teresa Cobián al frente. En Granada su hijo Javier es presidente del Colegio de Médicos y en estos días será nombrado presidente del Consejo Andaluz de la Organización Médica Colegial. Resulta que el otro día el patriarca cumplió noventa años y el gastroenterólogo, Dr. De Teresa ofreció una carta a su padre en una tribuna publicada en el diario Ideal. Bajo el texto “Noventa años no son nada y lo son todo”, el presidente de los médicos granadinos decía: “Para conocer a mi padre, hay que caminar con él por las calles de Granada…”, y en otro párrafo indicaba: “Tengo la gran suerte, la inmensa suerte diría, de pisar sus huellas. Eduardo de Teresa Cobián —mi padre— nació en Madrid un 30 de octubre de 1920. Se casa en el mismo Madrid con María del Carmen Galván —mi adorada madre— y el destino quiere que vengan a Granada, con tres hijos sobre las espaldas y un futuro incierto. A la vez que trabaja recorriendo en utilitario todos los caminos, senderos y carreteras de Andalucía Oriental, comienza a estudiar Medicina. Largas noches de estudio tras un interminable viaje por las Alpujarras, o la Serranía de Málaga. Ninguno de nosotros, que ya somos seis hermanos —tres de Madrid y tres de Granada—, necesitó nunca una palabra de mi padre para esforzarse en el estudio, siempre bastó con su ejemplo”.
Lo cierto es que dicen que la mejor manera de educar hoy a nuestros hijos es hacerlo mediante actividades en las que se comparta el diálogo y la discusión tranquila. Lo mejor para eso es un buen desayuno. Me viene a la memoria en ese sentido el trabajo de Kellogs con su “Club del desayuno” y su programa educativo que les ha llevado por insistir en esa pieza clave de la comunicación a publicar con el patrocinio de la Asociación Española de Pediatría el libro “Actividad física, deporte, ejercicio y salud en niños y adolescentes”, que tiene por autores a los doctores Carlos Redondo, Luis Moreno Aznar y Miguel García Fuentes, coordinados por la profesora Marcela González Gross. Para que aprendamos que hasta hace unos pocos años, el hombre gastaba en actividad física más del 80 por ciento de la energía ingerida con los alimentos, cuestión que hoy no alcanza ni siquiera un 5%. Habrá que meterse en este lío de la prescripción que no pasa por la farmacia para evitar el síndrome metabólico, sobrepesos y obesidades, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Seguro.