cardiovascular/ La revista Circulation publica un estudio que compara las dos técnicas empleadas para tratar la arritmia más frecuente

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S. pardo Madrid | viernes, 06 de enero de 2012 h |

La ablación (aislamiento de las venas pulmonares) mediante catéter, y la ablación con cirugía mínimamente invasiva a través de toracoscopia —técnica quirúrgica por medio de la cual se accede a la cavidad torácica—, son las dos técnicas que actualmente se utilizan para tratar la fibrilación auricular refractaria a fármacos.

La elección de una u otra técnica está condicionada por su complejidad, el tiempo que requieren y las complicaciones que pueden surgir en el paciente tras su aplicación. Y por ello valorar la seguridad eficacia de ambas estrategias terapéuticas fue el objetivo del estudio FAST, publicado online en la revista Circulation, realizado por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona y del Hospital St. Antonius de Holanda.

Ambos equipos compararon, por primera vez en el mundo, los dos tipos de ablación —por cateterismo y mediante cirugía mínimamente invasiva— en un total de 124 pacientes con distinto grado de fibrilación auricular.

Tras un año de seguimiento, el estudio concluye que la ablación quirúrgica fue eficaz (liberó de arritmias en la aurícula izquierda mayores de 30 segundos, sin fármacos) en el 65,6 por ciento de los casos, sobre el 36.5 por ciento de los resultados obtenidos tras la ablación mediante catéter, aunque la cirugía causó un mayor número de complicaciones graves. Por tanto, la ablación mediante cirugía mínimamente invasiva se presenta como una opción segura y eficaz para tratar la fibrilación auricular refractaria al tratamiento farmacológico.

“Disponer de la técnica quirúrgica, además de la técnica transcatéter, ofrece la posibilidad de un tratamiento individualizado según las características de los pacientes”, declara Lluis Mont, médico investigador del Instituto del Tórax y jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Clínic de Barcelona, que ha coordinado el trabajo junto a Manuel Castellà, jefe de Sección de Cirugía Cardíaca del hospital catalán.

Tras ablación con catéter

“En nuestro centro la cirugía se ha mostrado particularmente útil en los casos de recurrencia tras la ablación con catéter”, añade Castellà. El estudio, que fue seleccionado para ser presentado como ensayo clínico Hot line session en el reciente Congreso de la Asociación Americana del Corazón (AHA, en sus siglas en inglés), se ha realizado en colaboración con Wim-Jan van Boven y Lucas Boersma, del St. Antonius Hospital de Holanda.

En Europa son ya cerca de cinco millones de personas las que padecen esta enfermedad, que como está asociada al envejecimiento, se prevé el aumento de su incidencia en 2,5 veces de aquí al año 2050. En concreto, la prevalencia de esta cardiopatía pasa del 0,4 por ciento en la población general, a prácticamente un 5 por ciento en los mayores de 65 años.

En un esfuerzo por conocer cada vez mejor al paciente con fibrilación auricular, en los casos respondedores a terapia farmacológica, recientemente se presentaron en Alicante los resultados del Estudio español Fiate, que analiza la situación de un total de 2.070 pacientes, con una media de edad de 74 años, realizado por realizado por el Grupo Cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), que se presentaron en su reunión conjunta con la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Los resultados, algunos de los cuales ya adelantó este periódico, permitirán cuantificar el tiempo que el manejo de la fibrilación auricular demanda, ya que suele generar una carga de trabajo considerable requiriendo al personal de medicina y enfermería visitar al paciente al menos una vez al mes.

Actualmente se estima que un 80 por ciento de los pacientes con FA presentan una enfermedad cardiaca o no cardiaca de base. Lo más frecuente es que detrás de esta complicación estén la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica o las valvulopatías, aunque no deben olvidarse otros factores como los trastornos tiroideos o la EPOC; incluso se puede decir que en uno de cada cinco casos no se encuentra un agente causal.

José Mª Lobos, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Cardiovasculares de la Semfyc, declaró que, si bien las ventajas de los nuevos anticoagulantes orales, como dabigatrán, permitirán que más pacientes puedan acceder al tratamiento, los médicos de familia y enfermería deben ejercer un papel clave en la detección precoz, la mejor adherencia y el seguimiento, que debe seguir siendo muy estrecho.

Disponer de la técnica quirúrgica permite individualizar según las necesidades del paciente

El estudio FAST fue uno de los más destacados en la última reunión anual de la AHA