l El acceso a los niveles de carrera es “más complicado” y los sueldos “insuficientes”

l Semfyc reclama un tratamiento y evaluación específicos por el futuro del medio

| 2011-01-21T15:46:00+01:00 h |

MÓNICA RASPAL

Madrid

Para ser sostenible, España también necesita que el entorno rural permanezca habitado, lo que no es posible sin una asistencia sanitaria de calidad que llegue hasta el último hogar. Para ello hay que potenciar y apoyar a los médicos rurales que tienen muchos y diferentes problemas y quieren que su voz sea escuchada a través de una vocalía nacional “necesaria e imprescindible”.

Con la esperanza de que la “sabiduría” de la Organización Médica Colegial (OMC) garantice un “largo futuro” a ésta, Vicente Matas, vocal de Atención Primaria Rural del Colegio de Médicos de Granada, ha reclamado así la permanencia de una sección que, tras la reforma estatutaria aprobada por la Asamblea General del Consejo en marzo de 2010, quedará fusionada con la de AP Urbana una vez que el Ministerio de Sanidad dé el visto bueno a los nuevos estatutos y los actuales representantes finalicen sus mandatos en 2014.

Durante la jornada celebrada en la OMC “La medicina rural en Europa y España”, Matas recordó que estos profesionales ejercen su labor con pocos medios, en condiciones muchas veces de aislamiento y mantienen su formación actualizada realizando un gran esfuerzo. Sin embargo, este nivel de exigencia formativa, profesional y de responsabilidad se “compensa” con sueldos bajos que les sitúan a la cola de Europa.

Más dificultades

Así lo constata el estudio de “Retribuciones de los médicos de atención primaria en España” —coordinado por este vocal y presentado el año pasado con datos de 2009 (ver GACETA MÉDICA, nº 316)— que refleja grandes diferencias salariales respecto a sus colegas europeos, una situación de “discriminación” y “escasa valoración” profesional que conduce a la desmotivación y al síndrome de burn-out, principales problemas que, para Matas, amenazan al sistema sanitario y muy especialmente a la medicina rural, pues aunque las diferencias retributivas entre los médicos de primaria urbanos y rurales no son significativas, el vocal remarca que el acceso a los diferentes niveles de la carrera profesional es más complicado para los segundos, mientras que el pago por tarjeta, pese a ser de mayor importe por la dispersión geográfica, queda “minimizado” por los menores cupos existentes.

En cuanto a los complementos, Matas apunta que algunos servicios de salud sí compensan la atención de varios consultorios o el trabajo en zonas deprimidas, aisladas y con necesidad de transformación social —más frecuentes en el medio rural — pero con cantidades “muy pequeñas”, mientras que los relacionados con los desplazamientos también resultan “insuficientes” y generalmente están sujetos a IRPF cuando deberían ser “indemnizatorios y exentos”. Por otra parte, en pocas regiones existe un seguro para la reparación, reposición o compensación del vehículo particular utilizado por el médico y la aplicación del complemento por acumulación de cupos es “muy dispar”.

Asistencia individualizada

Por todo ello, Jaume Banque, coordinador del grupo de AP Rural de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) y de la catalana Camfic, cree que las administraciones deberían clarificar y evaluar las perspectivas de futuro en el medio rural tanto para los médicos como para el resto de profesionales.

A su juicio, se trata de una asistencia que debe estar individualizada y adaptada a su ubicación, pues cada zona tiene sus peculiaridades y los servicios de salud no están trabajando mucho con las particularidades de los pueblos a nivel organizativo, de formación y de nuevas tecnologías como la telemedicina, por lo que reclaman un tratamiento y una evaluación específicos de cara a hacer un proyecto.

Banque señala cómo desde su sociedad están trabajando en promover las unidades docentes rurales para residentes —lo que en otros países del mundo como Australia, Canadá y Estados Unidos es ya una realidad— ya que las mayoría son urbanas por “miedo y desconocimiento”. Esta rotación rural —aconsejable de tres meses— se incluyó de forma obligatoria en el programa formativo MIR de Medicina de Familia cuando éste pasó de tres a cuatro años y el 80 por ciento de los residentes se muestra “satisfecho” y la considera “muy interesante”, pese al problema del transporte y, en ocasiones, la sobrecarga de guardias.

Valor añadido

“Es importante que los médicos jóvenes conozcan el trabajo en los pueblos como una oportunidad formativa pero también laboral si deciden optar por estas áreas”, asegura.

Por ello, el grupo de Semfyc ha elaborado documentos con consejos y guiones para que aquellas unidades docentes que no tuvieran zona rural pudieran acoger profesionales en formación con un proyecto, lo que también aporta, según su representante, un “valor añadido” para los médicos de pueblo que normalmente trabajan solos.