El Servicio de Cirugía Plástica y Quemados del Hospital Universitario Vall d’Hebron ha conseguido tratar con éxito las cicatrices de dos pacientes que habían sufrido quemaduras que afectaron a una superficie considerable de su piel, mediante la aplicación de técnicas regenerativas con células madre adultas derivadas del tejido adiposo de los propios pacientes. Aunque solo se han tratado de momento a estos dos pacientes, la técnica podría ser aplicable a un número importante de enfermos, especialmente a aquellos con secuelas en grandes zonas del cuerpo.
Para obtener tejido de estos pacientes, se realizan pequeñas incisiones milimétricas, a través las cuales se aspira el tejido adiposo para poder aislar las células madre adultas y la fracción mesenquimal. Una vez preparadas, se inyectan de nuevo dentro de las cicatrices y sus tejidos blandos, mediante instrumentos de un diámetro muy reducido que permiten la introducción de un pequeño número de células en cada área tratada. Las células madre mesenquimales crean así un microambiente en el tejido que estimula la creación de nuevos vasos, secreta factores de crecimiento y promueve la creación de nuevas estructuras moleculares que regulan la deposición de colágeno y aumentan los elementos elásticos, lo que crea, a largo plazo, una estructura física más parecida a los tejidos normales.
El objetivo de este innovador tratamiento consiste en mejorar las características físicas de las cicatrices para poder aumentar su elasticidad, flexibilidad, mejorar las secuelas antiestéticas y aumentar el estado de vitalidad de estos tejidos. Las células y el tejido implantado tienen la capacidad de vivir en las zonas de nueva implantación y aumentar la viabilidad y la calidad de las cicatrices. Una vez arraigan, tienen la potencialidad de crear una nueva estructura dentro de las cicatrices que hace que mejoren la arquitectura de la nueva dermis y aumente su capacidad funcional, lo que permite una mejora significativa de la calidad de vida de los enfermos. Los pacientes tratados refieren un aumento de la flexibilidad, mayor hidratación y mejora del contorno de las cicatrices.
Los beneficios de este tipo de terapia, que se pueden trasladar a cualquier atrofia en los tejidos blandos, se hacen patentes transcurridos unos meses, ya que las células madre regeneran y optimizan la calidad de los tejidos después de un tiempo prudencial desde implante. Joan Pere Barret, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Quemados del vall d’hebrón, asegura que “esta técnica es innovadora porque hacemos un tratamiento biológico de las quemaduras. Mediante la inyección de células y tejidos, alteramos la estructura biológica de los tejidos, así que realizamos un tratamiento regenerativo que contrasta con las técnicas quirúrgicas habituales, que alteran su forma y función pero no la calidad de los mismos, ya que creamos nuevas cicatrices. Con la nueva técnica minimizamos el daño de la misma cirugía y aportamos sus beneficios”.
Esta técnica, en la línea de la nueva cirugía plástica y reparadora, busca realizar tratamientos especializados altamente individualizados y mínimamente invasivos. En este sentido, hace cinco años que el Servicio de Cirugía Plástica y Quemados, mediante su grupo de investigación en el Instituto de Investigación del Vall d’Hebron (VHIR) trabaja en la aplicación de nuevas técnicas de cirugía regenerativa gracias a la investigación clínica. Un ejemplo es el uso de células madre para reconstruir deformidades faciales graves en niños afectados con el síndrome de Parry-Romberg, una patología que produce una grave deformación de los rasgos faciales y que gracias en una operación que se empezó a hacer en el Hospital Vall d’Hebron, mejora el aspecto y la evolución de estos niños.