innovación/ El sistema de validación farmacéutica transversal convierte en pionero al Servicio de Farmacia del Hospital del Henares
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La herramienta implantada el pasado junio selecciona a los pacientes candidatos a tener un problema relacionado con medicamentos (PRM)
El grado de aceptación de las intervenciones farmacéuticas es alto entre los médicos, que también están aprendiendo con esta metodología
MÓNICA RASPAL
Madrid
La metodología de validación farmacéutica transversal, implantada de forma pionera en el Hospital madrileño del Henares desde el pasado mes de junio, integra los datos clínicos de todos los sistemas de información del centro, seleccionando únicamente a los pacientes candidatos a tener un problema relacionado con los medicamentos (PRM) y permite, de forma automática y según el criterio del farmacéutico, realizar una recomendación al médico prescriptor.
La herramienta surgió, según ha detallado a GM el jefe del Servicio de Farmacia Hospitalaria del centro, Federico Tutau, como un complemento a la validación tradicional que realizan el resto de centros españoles por la necesidad detectada en este servicio, limitado de recursos y de personal —lo forman cuatro farmacéuticos de hospital, siete técnicos de farmacia y un auxiliar administrativo—, de cubrir todas las áreas del centro con un alto nivel de exigencia y atención, es decir, de optimizar al máximo su esfuerzo para revisar en profundidad todos los tratamientos y conseguir una administración adecuada de la farmacoterapia en todos sus pacientes.
Carencias del tradicional
Dado que se trata de un hospital sin papeles con la historia clínica informatizada, en el programa de farmacia se encontraban los datos del paciente y sus líneas de tratamiento pero no constaba otra información muy necesaria para que estos profesionales tomen sus decisiones, como si la dosis de un fármaco está superando la permitida, si dos medicamentos interaccionan o si la posología es la adecuada. Tutau explica que para intervenir en estos casos con el sistema tradicional tenían que investigar entre toda la información de la historia clínica, lo que les llevaba unos 10 ó 15 minutos por paciente.
Por el contrario, esta metodología se encarga de extraer esos datos, integrando la información del laboratorio, de la farmacoterapia y de otras aplicaciones, haciendo un barrido de todos los pacientes y seleccionando a aquéllos que presentan alguna alteración de los parámetros y son candidatos a padecer un problema relacionado con los fármacos.
Por ejemplo, ante la insuficiencia renal (IR) de 180 pacientes —el caso más representativo por el alto número de enfermos— el sistema presenta unos 15 ó 20 que, además de padecer IR, están recibiendo algún fármaco que requiere ajuste en caso de función renal alterada, así como la recomendación estándar de cada medicamento, información que se incluye de forma automática en la historia clínica para que sea valorada por el facultativo.
Así, según los datos recogidos desde que se puso en marcha hasta septiembre de este año, del total de pacientes ingresados con IR la aplicación ha seleccionado 550 candidatos a requerir una intervención y lo han hecho en 112 casos, sumando un total de 142 actuaciones pues alguno ha requerido más de una (ver tabla).
“Con un simple clic conseguimos intervenir en aquel fármaco que consideramos oportuno de una forma muy sencilla, optimizando tanto los recursos humanos como el tiempo dedicado a la validación, pues un solo farmacéutico, en menos de 45 minutos al día, es capaz de estudiar varios PRM en todos los pacientes del hospital, lo que antes implicaba a varios profesionales durante toda una jornada. De esta forma aumentamos nuestra eficiencia porque está hecho a la medida de nuestras necesidades y realizamos intervenciones de muy buena calidad mientras que con el modelo tradicional llegar a profundizar tanto era muy difícil”, añade Tutau.
Intervenciones en urgencias
Otro aspecto positivo, en su opinión, es que la mayor parte de las recomendaciones y ajustes se realizan en urgencias —58 de 142, en el caso analizado— de forma que cuando el paciente pasa a planta la intervención farmacoterapéutica ya está hecha con lo que se evitan reacciones adversas relevantes como consecuencia de un mal ajuste.
En este sentido, el jefe de servicio recuerda las cifras del estudio Eneas de 2005 —un 9 por ciento de los pacientes hospitalizados sufre efectos adversos relacionados con la asistencia y de ellos un 37 por ciento son errores de medicamentos— destacando el alto nivel de seguridad que se alcanza con esta aplicación, gracias a la que también están aprendiendo tanto farmacéuticos como médicos, pues el número de intervenciones se está reduciendo.
Buena aceptación
Aunque los facultativos a veces tienen cierto temor porque ven al farmacéutico de hospital como un “policía” que revisa sus tratamientos, Tutau aclara que no han percibido rechazo por su parte sino tranquilidad porque lo reciben como una ayuda que va a contribuir a que no se les escape nada.
Prueba de este éxito es el alto grado de aceptación de las intervenciones admitidas— un 55 por ciento en urgencias y un 53 en el resto del hospital— frente a las rechazadas —un 7 y un 20 por ciento— o no procedentes —un 38 y un 27—, justificadas estas últimas porque el paciente ha vuelto a recuperar la función renal, ha recibido el alta o le han suspendido la medicación, entre otras causas.
La herramienta, que sólo está funcionando en este hospital pero que ya ha despertado el interés de otros centros de la región, es en sí lo de menos para este jefe de servicio que destaca como importante la metodología, según lo que define como una “vuelta de tuerca” más en la optimización de la Atención Farmacéutica (AF). “Lo que planteamos es una reingeniería de los procesos terapéuticos que nos permita integrar la información que necesitamos para tomar la mejor decisión”, destaca.
Y es que las posibilidades de actuación de este servicio hospitalario son muy grandes, siendo su reto principal integrarse cada vez más con los equipos médicos. Tutau señala cómo, por pequeños que sean y por pocos recursos que tengan, desarrollan la misma variedad de funciones y deben estar preparados para afrontarlas con un nivel de especialización lo más alto posible, aunque todavía, en muchas ocasiones, no puedan alcanzar la misma profundidad en todas las áreas.