Tras la revolución que supuso en cáncer de mama HER2 positivo la llegada de fármacos como bevacizumab, trastuzumab o pertuzumab, la investigación en este y otros subtipos continúa. Y así se puso de manifiesto durante la 5º Reunión Científica del grupo de Investigación en Cáncer de Mama Solti, en la que se habló de tratamientos “prometedores” como los inhibidores alfa de PI3K, los inhibidores de AKT (una enzima también involucrada en la vía PI3K/AKT/mTOR y que ha demostrado ser especialmente interesante en tumores con pérdida de PTEN), los inhibidores de ciclina, el inhibidor de la tirosina quinasa neratinib (que parece ser efectivo tanto en HER2 positivo como en HER2 negativo) o los receptores del factor de crecimiento de fibroblastos (FGFR). Toda una serie de “fármacos para los que ahora hay que buscar biomarcadores de respuesta”, destacó Mafalda Oliveira, del Instituto de Oncología del Vall d’Hebrón.
Una tarea importante sobre todo en la investigación del desarrollo de resistencias a los tratamientos. Para ello, subraya Oliveira, “es importante ver en tiempo real qué está sucediendo en el tumor y qué mutaciones, deleciones o alteraciones moleculares han podido aparecer para que el fármaco haya dejado de funcionar”. Pero ¿cómo seguir esta evolución en tiempo real? Rebiopsiando y volviendo a secuenciar las alteraciones moleculares del tumor, un área todavía muy experimental y con pocos estudios en marcha (no siempre existen fármacos para bloquear las nuevas vías que se van activando y no es posible rebiopsiar a todas las pacientes), pero que Oliveira cree que, junto con el análisis de los biomarcadores circulantes, marcará el futuro de la investigación en cáncer de mama.
Inhibidores de PARP
En los últimos quince años, el test genético BRCA se ha realizado con el objetivo fundamental de “hacer una estimación del riesgo a desarrollar cáncer en personas con un historial familiar de cáncer de mama y ovario hereditario”, apuntó Judith Balmaña, jefa del Grupo de Alto Riesgo y Prevención del Hospital Vall d’Hebrón, durante su intervención en la Reunión.
Hasta la llegada de los inhibidores de PARP, dirigidos específicamente a pacientes con una mutación germinal en BRCA, un descubrimiento que abre una nueva opción terapéutica para estas pacientes y que obliga a un cambio tanto en la forma y el objetivo de estos estudios genéticos como en el manejo clínico de estas pacientes a nivel quirúrgico y también a nivel médico.
Y, teniendo en cuenta además que sigue siendo una alteración genética germinal que va más allá de un tratamiento individualizado, ya que tiene también implicaciones familiares, Balmaña destacó la importancia de “adecuar los sistemas y los procesos de asesoramiento genético que hacemos a estas personas para poder incorporarlas con mayor rapidez y sin perder la oportunidad de realizar un tratamiento específico a estas pacientes”. Y es que, como señala, “hasta ahora no había sido necesario, pero la llegada de los inhibidores de PARP hace que sí lo sea”.
Ocho centros hospitalarios participarán en la puesta en marcha de la primera plataforma de cribado genómico en cáncer de mama en España. Organizada por el Grupo Solti, este proyecto piloto, que se presentó a los Comités Éticos correspondientes hace un mes y que prevé comenzar con el primer paciente antes del verano, quiere reunir en un año a entre 300 y 350 pacientes con cáncer de mama avanzado para, posteriormente, si tiene éxito, plantear la posibilidad de implantar un programa de cribado genómico a nivel nacional. De ahí que los dos objetivos de este piloto sean, por un lado, “ver cuántos pacientes pueden ser orientados a ensayos clínicos gracias a la información proporcionada por la plataforma” , explica Eva Ciruelos, del Servicio de Oncología del Hospital 12 de Octubre, y, por otro, implementar los procedimientos científicos, clínicos, técnicos, regulatorios y logísticos necesarios.
En cuanto al funcionamiento del programa, Ciruelos explica que la idea es que “cualquier paciente con cáncer de mama avanzado que quiera participar pueda hacerlo” previa firma de un consentimiento informado en el que “dan permiso” a los profesionales para que evalúen su muestra tumoral, ya sea una metástasis o un tumor primario. Una vez obtenida la muestra, el cribado genómico se realizará en el Hospital Clínico de Valencia, en el Vall d’Hebrón o en el 12 de Octubre, cada uno de los cuales tiene un perfil de estudio genético distinto. Y esa información, si bien es posible que no se use al principio, quizás después, si progresa la enfermedad, tenerla sí que sea útil “para orientar la inclusión del paciente en algún estudio con un fármaco que sea eficaz en ese perfil concreto”. Además de este proyecto, existe una experiencia parecida en Francia y otra en Europa, el Proyecto Aurora, una plataforma de secuenciación de pacientes con cáncer de mama con mucho más alcance y a la que varios centros de Solti ya han enviado muestras tumorales.