ONCOLOGÍA/ La flaqueza preventiva coarta la erradicación de muchos tumores y vuelve a ser la batalla pendiente que requiere más potenciación

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Los expertos recuerdan el papel oncogénico de las infecciones virales y bacterianas. La inmunización no es la única vía para frenarlas

La asociación del VHC con los linfomas cobra fuerza, pero son muchos los agentes infecciosos en los que investigan vínculos tumorales

| 2010-02-05T16:40:00+01:00 h |

En el Día Mundial Contra el Cáncer el mensaje del presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Emilio Alba, pasó por reforzar el papel de los comités de tumores multidisciplinares, trabajando de forma conjunta con la Estrategia Nacional de Cáncer y las asociaciones de pacientes. Reiteró la importancia de la prevención, haciendo hincapié en que el tabaco es responsable del 35 por ciento de los tumores. “Si aplicamos las evidencias que conocemos sobre factores como el tabaquismo o el sobrepeso, el cáncer sería mucho menos frecuente”, declaró. Carlos Alberto González resaltó que, en comparación con los cientos de millones de euros que se están invirtiendo en investigación, la potenciación de la prevención es muy reducida. Ahora bien, Josep María Borrás, coordinador de la Estrategia en Cáncer del SNS, destacó que la mitad de los pacientes no sobrevive al cáncer y en este caso la solución reside en la investigación. En este sentido, el Ministerio de Ciencia e Innovación anunció que las investigaciones en cáncer serán las que mayor financiación reciban del Instituto de Salud Carlos III en 2010, más de 13 millones de euros para 88 nuevos proyectos.

Cecilia Ossorio

Barcelona

Alrededor del 20 por ciento de los tumores son atribuibles a infecciones virales o bacterianas por el Helicobacter pylori, el virus de la hepatitis, el VIH, el del papiloma humano (VPH), el herpesvirus humano 8 o el de Epstein-Barr, que cada año provocan alrededor de 2,4 millones de tumores en todo el mundo.

La Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC) ha querido reivindicar durante el día mundial contra esta enfermedad —que ha dejado de considerarse una sola— la toma de conciencia de este vínculo que en el mundo occidental queda en segundo plano pero que se puede prevenir mediante la vacunación y, una vez más, los cambios en el estilo de vida.

VHC y linfoma

No es nuevo que la infección por virus de la hepatitis B (VHB) y de la hepatitis C (VHC) están relacionados con el desarrollo de 35-40 por ciento del cáncer de hígado. Pero la asociación del VHC con algunos subtipos de linfomas, como el no Hodgkin, es algo a lo que se está dedicando un fuerte esfuerzo científico, según explicó en rueda de prensa Sílvia de SanJosé, jefa de la Unidad de Infecciones y Cáncer del Instituto Catalán de Oncología (ICO).

Su experiencia y la de otros grupos identifica que las personas infectadas por VHC “ven aumentado entre dos y cuatro veces el riesgo de desarrollar ciertos linfomas” que las que no presentan infección.

De Sanjosé recordó algunas evidencias científicas que han llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a considerar que el VHC está implicado tanto en linfoma no Hodgkin, además de en cáncer de hígado. Así, se conoce que un porcentaje aún indeterminado de personas con una infección persistente desarrollan una enfermedad llamada crioglobulinemia. El cien por cien de los que presentan un subtipo concreto de esta enfermedad está infectado por el VHC. “Y también sabemos que el 10 por ciento de las personas que tienen esta enfermedad desarrolla un linfoma”, matizó. Ahora bien, lo que se desconoce es si “hay un paso directo de tener una infección persistente a pasar por esta enfermedad y tener un linfoma”, aclaró.

Por otro lado, datos sobre estudios prospectivos están evidenciando que los pacientes a los que se trata la infección por VHC y responden correctamente experimentan una regresión del linfoma.

“Se están estudiando dos posibles mecanismos de acción, uno es que el VHC infecte realmente las células linfocitarias que son las que producen el linfoma; y otro, que con sus constantes mutaciones este virus crea una profunda alteración del sistema inmunológico, como ocurre con el Helicobacter pylori”, explicó la experta.

De momento, y a falta de vacuna, estos conocimientos han modificado el manejo clínico de estos pacientes, priorizando el tratamiento de la infección. Lo positivo es que el buen control de los productos médicos y las intervenciones han reducido la prevalencia del virus, si bien hay que prestar especial atención a poblaciones marginales.

Con respecto al VHB, De Sanjosé afirmó que en pocos años esperan identificar una reducción de un 25 por ciento del cáncer hepático gracias a que la vacuna se administra hoy a nivel poblacional.

VPH y cáncer de cérvix

Por otro lado, Xavier Bosch, director del Programa de Epidemiología del Cáncer del ICO, insistió en que la vacuna del virus del papiloma humano (VPH) es eficiente y segura en la prevención del cáncer de cuello de útero. Pero no solo eso, pues existe una batería de tumores ano-genitales (cáncer de ano, de vulva, de vagina, de pene) y una parte que todavía no tienen bien cuantificada de tumores de la boca, la laringe y la faringe que están asociados con los mismos tipos virales. “Es muy posible que en el futuro podamos demostrar que la vacuna contra el virus del papiloma humano también tienen un impacto en esta batería de tumores para los cuales no sabemos qué ofrecer como estrategias de prevención primaria”, aventuró Bosch.

En cuanto al cáncer de cérvix, en España se detectan unos 2.000 casos cada año, pero Bosch destacó que el potencial de la vacuna y el mayor esfuerzo preventivo va dirigido a diagnosticar y tratar las alrededor de 600.000 lesiones precancerosas.

‘H. pylori’ y cáncer gástrico

El Helicobacter pylori es la causa de los linfomas gástricos y está asociado al cáncer gástrico de la porción distal. Si bien esta infección es el factor de riesgo más importante para estas neoplasias, Carlos Alberto González, jefe de la Unidad de Nutrición y Cáncer del ICO recalcó que hay otras cuestiones implicadas, como la dieta rica en alimentos salados y ahumados y pobre en frutas y verduras, el tabaquismo o la susceptibilidad genética. A su juicio, la única posibilidad actual de reducir el cáncer gástrico es la prevención modificando los hábitos de vida. Se debe a varias cuestiones, y una es que “no está demostrado que la erradicación de esta bacteria sea una medida efectiva para reducir el riesgo de cáncer gástrico”. “A pesar de la alta prevalencia de esta infección, que afecta al 90 por ciento de la población en países subdesarrollados, llama la atención que no tiene una consecuencia clínica manifiesta, y menos del 1 por ciento desarrollará un cáncer gástrico”, aclaró el experto. Los plazos para el desarrollo de la vacuna contra el H. pylori están en trámites. Una de las dificultades es que la respuesta inmunológica natural no erradica la infección, y aunque se han investigado con cierto éxito vacunas en animales, no se ha conseguido trasladar esos resultados a los humanos.

Nuevos virus

De Sanjosé hizo alusión a las nuevas corrientes en investigación básica virológica, que están estudiando multitud de agentes infecciosos presentes en la vida cotidiana para relacionarlas con diferentes tumores.

Están buscando una posible etiología infecciosa en algún subgrupo de tumores de mama, y el cáncer de piel supone hoy “un caballo de batalla”, ya que los papilomas son una extensa familia de tipos virales. “Sabemos que los pacientes inmunodeprimidos tienen un aumento de tumores cutáneos en los que se identifican de manera muy clara lesiones asociadas al virus del papiloma”, concluyó.