LucÍa Barrera, Directora de
Gaceta Médica
| viernes, 24 de enero de 2014 h |

Equidad es una de las palabras que más oímos repicar en nuestros oídos en los últimos tiempos cuando se habla del SNS, y desafortunadamente, cada vez más viene acompañada del verbo faltar.

La semana pasada veíamos cómo se debatía en Europa sobre este concepto con una sombra muy clara planeando sobre él: el riesgo de desandar lo andado por aplicar medidas de una malentendida austeridad. A diferencia de lo que hicieron sus colegas europeos, que hablaron más de la senda común a desarrollar entre los países comunitarios, Pilar Farjas se centró en “hablar de su libro” sacando a colación el trabajo que ha hecho el Gobierno para garantizar la sostenibilidad del sistema público de salud. Por más que se empeñe la secretaria general, y dejando de lado el debate de los copagos y la cobertura universal, lo cierto es que la sanidad española es cada vez menos equitativa.

Lo dicen los informes, los profesionales y los pacientes. El acceso a los medicamentos ya no está equilibrado, ni con respecto a Europa, ni entre comunidades autónomas, ni tan siquiera entre hospitales de una misma región. La presidenta de la Sociedad Española de Fibrosis Quística, Amparo Solé, denunciaba en estas páginas que, mientras que países como Grecia están utilizando ya el único fármaco que por el momento ha demostrado beneficios claros en esta enfermedad, en España llevamos un año de retraso en su utilización por falta de autorización. En esta línea, Pilar Garrido, presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica, apuntaba a que no hay igualdad en el acceso al biomarcador como técnica diagnóstica para poder identificar a los pacientes que pueden beneficiarse de uno u otro tratamiento. De nada sirve que se avance en investigación e innovación si luego los resultados no se pueden trasladar.