| lunes, 14 de junio de 2010 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

Se presentó por todo lo alto el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS). En la cúpula, correspondió a Pedro Luis Cobiella, del grupo Hospiten asumir la presidencia y a Juan Abarca Cidón, del Grupo Hospital de Madrid, la secretaría. Parece mentira que llevemos tantos años fragmentados en esta historia de la asistencia privada cuando hay asuntos básicos que unen al sector aunque cada cual funcione con sus legítimos, individuales y particulares intereses. Veo en su vertebración la semilla del cirujano Juan Abarca Campal que en esto de las alianzas está resultando un maestro porque las articula sin menoscabo de su propia diferenciación como grupo, como persona y, sobre todo, como médico. Tiene el reto, ahora, la secretaría general y el conjunto de la nueva organización privada de ser transparente, autónoma, nítida y sobre todo independiente.

En la actualidad, el IDIS está integrado por el Grupo Hospital de Madrid, Grupo Quirón, Grupo Hospiten, Grupo Capio, ACES y USP y las aseguradoras privadas Asisa, Adeslas, Sanitas, Mapfre, DKV y Aresa-Mutua madrileña.

Con 491 hospitales y cerca de 56.000 camas, el sector sanitario privado representa actualmente más del 30 por ciento de la sanidad española, el 25 por ciento de las urgencias, el 32 por ciento de los ingresos hospitalarios y el 40 por ciento de las intervenciones quirúrgicas. Asimismo, este sector lleva a cabo el 15 por ciento de las consultas de todo el sistema sanitario y también es importante tener en cuenta que cerca del 40 por ciento de los TAC y el 60 por ciento de las resonancias nucleares magnéticas (RMN) se realizan en el sector sanitario privado. Por fin, la sanidad privada tiene su propia CEOE-Especializada que junto con Farmaindustria y Fenin forman un trípode básico para representar en el conjunto de la sanidad una plataforma consistente, atomizada y con posibilidades de ser altamente eficaz.

Tomando un café, en aquel establecimiento entrañable enfrente del Ambulatorio de Modesto Lafuente en donde el Dr. Abarca Campal y yo compartíamos despacho, uno de cirujano y el mío de ginecólogo, allá por los años ochenta, ya le oía un discurso y un guión que ha culminado en su totalidad gracias a su esfuerzo, al destino y al trabajo certero del doctor Abarca Cidón. Seguro.