ONCOLOGÍA/ Los expertos debatieron sobre la evaluación económica de las intervenciones sanitarias en la VI Escuela de Verano de Lilly
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E. Sainz Corada
Madrid
Los medicamentos oncológicos van a seguir siendo uno de los factores más importantes de crecimiento en el área de desarrollo de nuevos productos farmacéuticos, y la Oncología uno de los conductores de este desarrollo. Así lo entiende Xavier Badía, director de Health Economics and Outcomes Research, IMS argumentando que es el área que más moléculas en fase II está aportando actualmente “alrededor de 350-400 moléculas en estudio”.
Acceso al mercado
Pero pese a los obvios beneficios clínicos que suponen estos avances —en supervivencia, diagnóstico o calidad de vida— la gran cuestión para Badía es cómo lograr un acceso a mercado adecuado en un contexto de crisis económica como el actual. Por eso, en su opinión, estos productos van a tener que ajustarse a las expectativas de precio y financiación y acercarse “lo más posible a los que son más realistas teniendo en cuenta la innovación que suponen”. “Creo que, por fin, no queda más remedio que utilizar argumentos de coste-efectividad que balanceen tanto el coste del producto como los beneficios clínicos o la relación beneficio-riesgo de los mismos —explica—. Formalmente no se han autorizado nunca, se han autorizado informalmente, por lo que creo que deben empezar a utilizarse más formalmente”. Además, continúa el experto, el criterio de coste-efectividad obliga a explicitar los costes y beneficios asociados “y creo que cada vez más a los decisores sanitarios se les tiene que exigir que nos digan en qué invierten y cuál es el beneficio que produce la inversión que hacen en salud, y más aún en un contexto de crisis”.
En la misma línea, Teresa San Miguel, de la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad, señaló que la financiación pública de medicamentos por el Sistema Nacional de Salud tiene como objetivo facilitar a los pacientes fármacos de interés, a la vez que garantizar la sostenibilidad del sistema, y que la utilidad terapéutica de una terapia está basada en su beneficio en el contexto de las alternativas de tratamiento disponibles y su valor terapéutico añadido.
Por eso, otra opción que está empezando a ponerse en práctica son los contratos de riesgo compartido: “Pueden ser un momento en el que las administraciones o los centros acuerden con las compañías innovadoras la capacidad de introducir un nuevo tratamiento a cambio de compartir un riesgo; si las cosas no funcionan se tienen que devolver en alguna parte de alguna manera, y si funcionan se tienen que conseguir que los reciba el máximo de población que se tendría que beneficiar de ello”, dijo.
Calidad de vida
Por su parte Nerea González, de la Unidad de Investigación del Hospital de Galdakao-Usansolo de Bilbao, habló sobre la importancia de medir la calidad de vida en Oncología y las fórmulas para hacerlo, para lo cual puso como ejemplo los logros obtenidos por la Eortc (European Organisation for Research and Treatment of Cancer).