Tras su reelección, Carlos Camps, jefe de Oncología del Hospital General de Valencia, emprende una nueva etapa como presidente de la Fundación ECO, cuya estructura se verá fortalecida con la creación de una Comisión Científica (liderada por Eduardo Díaz-Rubio), un Comité de Honor, miembros adheridos y un Comité Institucional.
Pregunta. ¿Qué supone la ampliación de la estructura de la Fundación?
Respuesta. En estos cinco años de vida de la Fundación ECO hemos buscado fórmulas y hemos entendido que teníamos que seguir madurando, profesionalizar nuestra estructura con un director ejecutivo con dedicación exclusiva y que tuviera experiencia en el ámbito de la Oncología. Dentro de la nueva estructura queremos disponer de una cartera de servicios ampliada, que impulse nuevas líneas de trabajo.
P. En 2011 desde la Fundación ECO hablaban de déficits en la atención integral del paciente oncológico… ¿Se ha mejorado en este sentido?
R. La verdad es que los servicios de Oncología Médica en España tienen un nivel de calidad muy alto, porque incorporamos con rapidez los nuevos conocimientos y las nuevas aplicaciones tecnológicas. Lo que sucede es que no tenemos un modelo claro de organización a nivel nacional de cómo deben ser los servicios de Oncología. Con los hospitales con unidades pequeñas evitamos largos desplazamientos, pero se quedan demasiado aisladas con respecto a servicios más grandes con más especialización y más capacidad de alcanzar ensayos clínicos. De alguna manera, habría que coordinarse para poder trabajar en red. Entendemos que es muy bueno que existan esos centros pequeños próximos a los pacientes, porque la geografía española es muy variada. Pero esas pequeñas unidades de Oncología deberían trabajar funcionalmente dentro de los centros universitarios.
P. ¿Hay algún aspecto que quede relegado al tratamiento estricto del tumor?
R. Siempre hablamos de que tenemos que dar una asistencia integral, no estamos tratando sólo un tumor, sino una persona que sufre. Pero por falta de tiempo, pasamos a veces muy por encima del dolor. La pregunta sería por qué en España no tenemos una venta de opioides similar a la media europea. Porque no tenemos el suficiente tiempo para abordar algunos aspectos de la enfermedad.
P. ¿Es suficiente el número de oncólogos en España?
R. En los servicios de Oncología en España el número de oncólogos no es demasiado alto. Hay un 30 por ciento de servicios, según datos de la SEOM, donde el desarrollo de los servicios ha sido adecuado, pero en el resto son unidades demasiado pequeñas para las diferentes actividades que se precisan realizar con relación a diagnóstico, tratamiento, investigación… En un hospital como el mío, además de las sesiones específicas del servicio, que son tres a la semana, participamos en 12 comités de tumores, esto significa que al menos un médico y un residente están en esas reuniones. Todavía falta dimensionar bien los servicios para una asistencia más adecuada.
P. ¿Cómo valora la introducción de la innovación oncológica en los centros hospitalarios públicos?
R. Desde el punto de vista del diagnóstico, se está haciendo un gran esfuerzo para la clasificación molecular de los tumores. Hay plataformas que se están montando con centros de referencia, pero están sustentadas por la industria farmacéutica. Necesitamos la ayuda de todos, la industria tiene responsabilidad en el desarrollo de estas plataformas, pero nos falta que haya una organización general a nivel de SNS y comunidades.
En cuanto a fármacos, se está haciendo un esfuerzo por defender la equidad en el SNS, de ahí la iniciativa de los informes de posicionamiento terapéutico (IPTs), donde participan las comunidades, que deben de ser vinculantes.
P. ¿Está a favor de fórmulas como los contratos de riesgo compartido?
R. Absolutamente. En Italia, que tiene una estructura también muy descentralizada de su administración, esos acuerdos se están poniendo en marcha desde el año 2006, y muchas moléculas son negociadas bajo esta nueva fórmula, que es muy adecuada. No se trata de hablar del coste y conseguir descuentos, sino de compartir el riesgo, porque por desgracia no todos los pacientes responden, no todas los fármacos salen al mercado con una diana molecular.
P. ¿Confía en los acuerdos de colaboración público-privada para promover la investigación?
R. Son básicos. En España ya estamos viendo que la crisis está llevando a una disminución de los fondos destinados a investigación. Pero no podemos depender solo del Estado, tenemos que lograr que las empresas privadas inviertan en investigación. La investigación es de todos y debemos contar con ayuda al 50 por ciento de las empresas privadas.
En la Fundación ECO, hemos firmado un acuerdo con el Ciber de Biotecnología, y hemos promovido unas ayudas de investigación donde tanto el Ciber como nosotros hemos puesto al 50 por ciento fondos para incentivar desde proyectos de investigación básica a oncología clínica.
P. En cuanto a formación, ¿hay que focalizar en algún aspecto en el ámbito de la Oncología?
R. No, la formación en Oncología en España es excelente. Hay una formación técnica de altísima calidad que proporcionan los grupos cooperativos. Además, desde la Fundación ECO abordamos aspectos relacionados con gestión y análisis de calidad. Tenemos capacidad de ser un observatorio para analizar diferentes problemas y desarrollamos herramientas para medir la calidad de los servicios de oncología. Es verdad que ahora surgen nuevos espacios menos tratados hasta el momento, como la farmacoeconomía.
P. En esta nueva etapa en la Fundación ECO, ¿tiene algún objetivo concreto?
R. Queremos ser partners con las sociedades científicas y trabajar con las asociaciones de pacientes. Y queremos seguir usando nuestras herramientas para evaluar calidad en los servicios. En abril sacaremos a la luz resultados que serán herramientas de mejora.