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Poca información y mucho sesgo. Así se puede describir la visión del sector sanitario que acabó dando el programa de entretenimiento Salvados titulado ‘Sobremedicados’ y emitido por la Sexta hace una semana. El espacio, dedicado a la industria farmacéutica, solo consiguió trivializar el uso del medicamento y sembrar la duda entre la población sobre cada uno de los eslabones, poniendo en tela de juicio la independencia del médico a la hora de prescribir. Quien más contribuyó a ello fue Enrique Gavilán, médico de Atención Primaria, quien se atrevió a decir que “recetar es muy fácil” y que recurre a su uso cuanto “tenemos prisa o no nos queremos complicar la vida”. Aún más, aseguró que, “todos los días, muchísimas veces” recetaba medicamentos que sabía que no servían para nada. Según se dio a entender en el programa, serían pocos los médicos que quedan en España con la diligencia y profesionalidad exigible para ejercer su profesión. En todas las profesiones existen salvedades, pero querer dibujar un panorama general a partir de éstas es saltarse cualquier viso de objetividad. El vicesecretario de la Organización Médica Colegial, Jerónimo Fernández Torrente, recordaba al respecto a GACETA MÉDICA que el acto de prescribir debe estar impregnado de conocimiento responsable, autoridad clínica, actitud ética, sentido común y de lógica aplicada a los últimos conocimientos científicos, pero también de información compartida y ponderada, en confianza, con un paciente autónomo, partícipe de las decisiones, informado y corresponsable. No obstante, admite que la falta de tiempo o la presión asistencial pueden dificultar que esos criterios puedan ser aplicados con carácter general. “En cualquier caso el médico debe asumir la responsabilidad profesional y ética de sus actos y actuaciones”, especificó.
Otra de las cuestiones que se pusieron en entredicho en ‘Sobremedicados’ fue la incapacidad del facultativo para seleccionar el fármaco más adecuado. En este punto, Fernández Torrente es categórico y señala que un médico que no esté capacitado para hacer esa selección tiene un problema de formación y de pérdida de autoridad clínica que le incapacitaría para el ejercicio asistencial en condiciones.
Formación comprada
El hecho de que la industria farmacéutica sufrague gran parte de la formación que se le da a los profesionales, a través de materiales y la asistencia a congresos científicos, fue aprovechado por el programa como excusa para dejar en entredicho de nuevo la independencia del médico y de las sociedades científicas. Si bien Facme no ha querido hacer declaraciones al respecto, el vicesecretario de la OMC sí que puntualizaba que la Formación Médica Continuada y la investigación son absolutamente necesarias en el ámbito de la Medicina y están reguladas en todos sus aspectos, incluso de financiación, por normativa estatal y autonómica. “La propia administración financia, no pocas de sus actividades de formación, con ayuda de la industria farmacéutica”, agregó.
Regalos en las consultas
La ex visitadora médica de AstraZeneca, Cecilia Tena, también pasó por el programa para detallar, entre otras cosas, la lista de regalos que los médicos reciben en las consultas para fomentar la prescripción de uno u otro fármaco, algo que se contradice con el Código de Deontología Médica, que indica que no se pueden solicitar o aceptar contraprestaciones a cambio de prescribir un medicamento o un producto sanitario. “No sólo eso, sino que los incentivos ligados a la prescripción tendentes a aliviar el gasto sanitario también deberán tener presentes las mejoría de la eficiencia, la calidad asistencial y la libertad de prescripción bien entendida”, acotó Fernández Torrente.
Asimismo, denostar una profesión como la del visitador cuestionando su ética pone en riesgo, al menos social, la formación que deben recibir los médicos para poder estar al día de enfermedades y tratamientos. Al respecto, Óscar Rilo, presidente de Confederación Española de Asociaciones Profesionales de Informadores Técnicos Sanitarios (Ceatimef), insistió en que no se realizan prácticas que no se ajusten al código deontológico de Farmaindustria y recordó que el 98 por ciento de los visitadores españoles son licenciados en ciencias de la salud, tras la puesta en duda de los conocimientos científicos de la profesión.
Enfermedades inventadas
Otra de las perlas que lanzó Enrique Gavilán fue la afirmación de que la industria farmacéutica crea enfermedades para vender sus productos. “Es muy notorio en el caso de los niños, se les dan derivados de la anfetamina que no sabemos a la larga qué problemas pueden acarrear. El trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una enfermedad creada porque había un producto farmacéutico que había que vender”. Javier Quintero, jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor de Madrid, deja claro que las primeras descripciones del trastorno datan del principio del siglo XX y que desde entonces se ha ido conociendo más y mejor de la enfermedad, primero sus implicaciones clínicas y luego la repercusión de la clínica, dado que lo fundamental del TDAH, más allá de la interferencia puntual que pueda generar en el niño, está en los problemas que conlleva a corto-medio plazo fundamentalmente desde el punto de vista del fracaso escolar, los trastornos de la conducta o el comportamiento o incluso el consumo de drogas en la adolescencia. En referencia a su tratamiento, existen medidas farmacológicas y psicoterapéuticas y es la combinación de ambas lo que ofrece mejores resultados en función de las necesidades del paciente. En España hay dos grupos de medicamentos indicados para el tratamiento del TDAH en niños y adolescentes: los estimulantes (metilfenidato) y los no estimulantes (atomoxetina). “No hay fármacos en psiquiatría con una tasa de respuesta como la que puede tener el metilfenidato”, apuntó Quintero insistiendo en que ambos medicamentos están avalados ampliamente por sus datos de seguridad y eficacia y que mejoran la capacidad de atención y la regulación de las conductas. “Llevamos muchos años intentando hacer visible el trastorno. Detrás de cada caso hay sufrimiento y una familia que lo padece. Es necesario diferenciar la opinión de la información”, concluyó.
Respuesta íntegra del vicesecretario de la OMC
1ª -¿Qué se contempla, desde la deontología médica, respecto a la aceptación de regalos que puedan condicionar la prescripción?
La independencia profesional, la evidencia científica y las indicaciones autorizadas deben ser la garantía de una prescripción de calidad y no condicionada por otro tipo de influencias. El Art. 23 con sus 10 apartados, de nuestro Código de Deontología Médica (CDM) así lo determina. Es contrario a la propia deontología médica solicitar ó aceptar contraprestaciones a cambio de prescribir un medicamento ó utilizar un producto sanitario. Los incentivos ligados a la prescripción tendentes a aliviar el gasto sanitario también deberán tener presentes la mejoría de la eficiencia, la calidad asistencial y la libertad de prescripción bien entendida. Cuando para desarrollar actividades científicas y de formación, se recibe financiación externa de entidades con ánimo de lucro, deberá explicitares con claridad y transparencia la naturaleza y el alcance del patrocinio , en tal sentido es obligación del médico que participa hacer la correspondiente declaración de intereses.
2ª.- El médico receta porque es más fácil y más rápido que establecer otro tipo de medidas con el paciente?
La prescripción, el Acto de prescribir, corolario final del propio Acto Médico tal y como consta definido en nuestro Código de Deontología Médica (CDM) (art. 23.6), debe estar impregnado de conocimiento responsable, autoridad clínica, actitud ética, sentido común y de lógica aplicada a los últimos conocimientos científicos, pero también de información compartida y ponderada, en confianza, con un paciente autónomo, partícipe de nuestras decisiones, informado y co-responsable. Una vez dicho esto, pueden existir circunstancias como la falta de tiempo y la presión asistencial que impidan o dificulten que estos criterios puedan ser aplicados con carácter general, pero en cualquier caso el médico debe asumir la responsabilidad profesional y ética de sus actos y actuaciones.
3ª.-Creen que los laboratorios farmacéuticos se inventan enfermedades?
Hay fármacos que se emplean o se han creado para procesos que no deben ser considerados en sensu estricto “enfermedad”. La enfermedad, no pocas veces, es algo convencional.
4ª.-Los médicos no tienen suficiente criterio para seleccionar el fármaco más adecuado?
No alcanzo a pensar, y siempre con carácter general, que exista un médico en ejercicio activo y en uso de sus capacidades profesionales en el ámbito de que se trate que pueda estar en la situación que plantea la pregunta Un médico que no tenga suficiente criterio para seleccionar el fármaco más adecuado tiene un problema de formación que ha de ser resuelto y por supuesto de pérdida de autoridad clínica , por lo que no estaría en principio capacitado para el ejercicio asistencial en condiciones. El Médico debe emplear preferentemente procedimientos y prescribir fármacos cuya eficacia se haya demostrado científicamente (Art. 26.1 del CDM).
5ª-El hecho de que gran parte de la formación esté sufragada por la industria farmacéutica supone que los médicos están comprados?
Por supuesto que NO ó al menos no es lo deseable si hablamos en términos generales. La Formación Médica Continuada y la Investigación son absolutamente necesarias en el ámbito de la Medicina y para el ejercicio profesional y la asistencia de calidad que nuestros pacientes se merecen y a la que tienen derecho en nuestro SNS. Están reguladas en todos sus aspectos, incluso los de financiación, por normativa estatal y autonómica y sus proveedores son diversos. La propia administración financia, no pocas de sus actividades de Formación, con ayuda de la Industria Farmacéutica.
El médico que no puede seleccionar el fármaco más adecuado pierde su autoridad clínica
Denostar la profesión del visitador pone en riesgo la formación que deben recibir los médicos