| viernes, 15 de enero de 2010 h |

Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’

Tomás Gómez, el líder que dejó escapar su estrella, como se le conoce en Ferraz, tiene todas las papeletas para convertirse en un Rafael Simancas II y estrellarse de bruces contra el suelo electoral en su escalada hacia la Presidencia de la Comunidad de Madrid, la plaza estrella junto con Cataluña para determinar el rumbo de las generales. Más aburrido que un libro de Kenzaburo Oé, más triste que los personajes de Charles Dickens y más repetido que las películas de televisión en Navidad, el ex alcalde de Parla entona una y otra vez en sanidad la cantinela de la privatización como supuesto reclamo de las masas, sin caer en la cuenta de que con su letanía no hace sino repetir los clichés de su antecesor en el cargo, pero con menos donaire, menos gracia y menos tirón, si cabe. Cuentan que hasta en la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) bostezan a escondidas cada vez que el líder habla, y que el Ayuntamiento de Rivas tapona los oídos de sus chicos de la Red Municipal de Salud (RMS), no sea que decidan pasarse en masa al enemigo ante lo cansino del mensaje.

Sea como fuere, lo cierto es que se le avecina un duro trabajo en medio de este complejo panorama a José Manuel Freire, consejero de Sanidad del Gobierno vasco en la primera etapa del PSOE, ex responsable federal de Sanidad de esta formación y flamante asesor áulico de Gómez en materia sanitaria. Hombre honrado, cabal, fogueado en mil lides, anglófilo y de firmes convicciones, el nuevo lazarillo en el que se apoyará el cuestionado líder de la convulsa Federación Socialista Madrileña cometería un grave error si se deja llevar por la vieja escuela y encamina a su guiado por la conocida senda de lo público-privado. Pocas cosas hay que aburran más a la clientela electoral que este discurso tan maniqueo y, a veces, tan hipócrita, que el PSOE omite convenientemente allá donde gobierna. No es éste el día ni el lugar para recordarle a Freire los movimientos de la compañía Pascual, el modus operandi de las empresas públicas o la expansión de la privada en la provincia de Málaga. Tampoco es el día de recordarle dónde está el origen de las EBA y la autogestión en primaria, o los conciertos con mutuas y entidades privadas para la gestión de lo público. Geli, que en este aspecto sigue la escuela de CiU en Cataluña, podrá ofrecerle explicaciones detalladas. Tampoco es hoy lugar para ofrecer la lista de autonomías que secundarán a Güemes y unificarán gerencias para ahorrar costes. Él mismo atesora experiencia suficiente para saber que lo importante no es quién gestione, sino el resultado que ofrezca dicha gestión. Su etapa como gerente del Anderson Cancer Center en Madrid le proporcionará recuerdos de cómo estaba el hospital cuando él llegó, y cómo lo dejó cuando abandonó el puesto. Más claro, el agua.

Freire encaminará a Gómez a su muerte política si se empecina en arrastrarle por el discurso rancio y casposo de la privatización. El nuevo asesor del aburrido líder socialista madrileño ha de poner el acento en la gestión en sí misma, pues nada llega mejor a los votantes que la denuncia del mal funcionamiento de los servicios financiados con dinero público, sean gestionados o no de forma privada. Y casos de anomalías tiene a centenares, pues ya se sabe que los hospitales son organizaciones complejas integradas por mil familias distintas que a veces se vuelven ingobernables. El libro blanco de la sanidad madrileña que prepara el ex gerente del Andersen —¡qué poca originalidad para el nombre!— no ha de pasar por alto estas cuestiones, aunque todo apunta a que al final, si Freire no lo remedia, el documento no será más que un compendio de lugares comunes, frases hechas de la Fadsp, resúmenes del pensamiento de la Plataforma 10 Minutos —lo que duró su existencia— y algunas de las diatribas de la Sociedad Madrileña de Médicos de Familia contra la política sanitaria de Esperanza Aguirre. Si el nuevo asesor no huye de estos mimbres, como hizo Simancas, ni moderniza el mensaje opositor, Tomás Gómez estará definitivamente amortizado.