El Ejército de Tierra tiene su propia red de distribución, al de Aire y a la Marina les surten los centros de producción
El número de farmacias del Ejército de Tierra se reducirá de 24 a 14 y se adaptará al despliegue actual de las unidades
Las salidas profesionales de los estudios en Farmacia, tanto el sector público como en el privado, son numerosas y variadas, pero hay una que resulta algo más desconocida que el resto. El perfil de cada farmacéutico determinará que este profesional se decante por una u otra opción. Por ello, cuando se unen la vocación farmacéutica y la castrense la farmacia militar puede convertirse en la una posibilidad a tener en cuenta. Sin embargo, el desconocimiento o la falta de información podrían suponer un freno para quienes presentan este doble interés a la hora de ponerlo en práctica.
Y es que, evidentemente, para ejercer como farmacéutico militar se exigen una serie de requisitos que, en primer lugar, pasan por estar en posesión del título de farmacéutico y aprobar la oposición a Farmacia Militar. En concreto, este examen, que consiste en un test teórico y otro práctico, incluye también una serie de pruebas médicas, psicológicas y de aptitud física, dado que existen distintos destinos para los farmacéuticos militares.
Pero, este es solo el principio del camino. Aprobada la oposición, comienza la formación militar basada en la rotación por las tres academias militares: Zaragoza, Marín y San Javier, así como una estancia de seis meses en la Academia Militar de Sanidad. Además, aproximadamente al año de haber superado las oposiciones, se obtiene el despacho de teniente y estos profesionales pasan a estar destinados a distintas Farmacias de Unidad en las que trabajarán al menos durante un año.
Pero, ¿qué funciones cumplen las farmacias militares? Desde el Ministerio de Defensa señalan que sus competencias van desde el abastecimiento de medicamentos, de material de cura y sanitario a las unidades de los ejércitos y la Armada, hasta la preparación de pedidos a unidades y centros penitenciarios, misiones en el extranjero, Guardia Civil y Cruz Roja. “La mayoría de las farmacias militares tiene un laboratorio de análisis de drogas de abuso en orina y otro de análisis de aguas”, añaden desde el ministerio.
Agentes de la cadena
Por otra parte, en la farmacia militar puede distinguirse una cadena estructurada de agentes dedicados a la fabricación, distribución y dispensación de medicamentos dentro de las Fuerzas Armadas. El teniente coronel farmacéutico Antonio Juberías optó por dedicarse a la primera de estas tareas y, en la actualidad, es el jefe de Producción del Centro de Fabricación de Burgos. “Aquí estamos especializados en la elaboración de comprimidos y de fórmulas semisólidas, de pomadas y cremas”, dice.
Pero, además del centro de Burgos, existen otros dos dedicados a la fabricación de distintas formas farmacéuticas en Madrid y Córdoba. Todos ellos, según apuntan desde el ministerio, “destacan por la fabricación de medicamentos huérfanos”.
En general, los medicamentos producidos por los militares han gozado siempre de muy buena fama. Así, lo reconoce la conservadora del Museo de Farmacia Militar, María Paz Huerta, quien destaca que algunos de estos fármacos pertenecen ya “a la memora colectiva del país”. Por ello, este museo recoge una colección de preparados producidos por farmacia militar en los distintos laboratorios, así como material de cura.
En cuanto a la distribución de estos productos hasta los puntos de dispensación y hospitales militares, Juberías explica que el Ejército de Tierra cuenta con una unidad logística propia, mientras que en el Ejército de Aire y de la Marina son los centros de producción los responsables de este cometido. “Es el matiz que hay entre los tres ejércitos desde el punto de vista de la distribución”, afirma.
Pero, además, cada uno de los ejércitos dispone de sus propios puntos de dispensación, que surten solamente a aquellas personas en posesión de la Tarjeta de Farmacia Militar. “Las farmacias militares se encuentran acogidas a las mismas normas que las civiles respecto a productos de tenencia obligatoria”, especifican desde Defensa. No obstante, el órgano de coordinación, presidido por el inspector general de Sanidad, tiene entre sus misiones valorar y actualizar los medicamentos que constituyen el petitorio de Farmacia Militar.
Plan de Racionalización
El Ejército de Tierra es uno de los cuerpos con la red de farmacias más extensa, pero esta tampoco ha escapado a un Plan de Racionalización y Modernización, por el cual el número de estos establecimientos se reducirá de 24 a 14, según recoge el boletín informativo Tierra del pasado 20 de octubre. A este respecto, el Ministerio de Defensa justifica esta reorganización, cuyo calendario de implantación ya ha comenzado y continuará durante 2012 y 2013, a la intención de “adaptar las farmacias al despliegue actual de las unidades”.
Así, estas farmacias, hasta ahora divididas en Farmacias de Depósito (Fardepo) y Farmacias de Base (Farbase), pasarán a tener una denominación única, la de Farmacia Militar del Ejército de Tierra (Farmet). “Muchas de ellas se enfrentan al problema de no contar con el suficiente número de personal perteneciente al Cuerpo Militar de Sanidad”, pone de manifiesto el boletín.
Por ello, de acuerdo a los nuevos criterios, las farmacias deben estar ubicadas en bases, acuartelamientos y establecimientos. Además, la nueva red prestará fundamentalmente apoyo al personal en activo y cumplirá cuatro objetivos: “abastecer de recursos sanitarios a las unidades, realizar análisis de aguas, realizar análisis para la detección del consumo de drogas de abuso y, con carácter subsidiario, vender productos farmacéuticos al público”.
En concreto, contarán con alguna farmacia militar Almería, Badajoz, Burgos, Córdoba, Madrid, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza. También Ceuta y Melilla dispondrán de sendas Farmet. En estos puntos o en otras de las opciones que presenta la farmacia militar, el farmacéutico podría desarrollar su carrera profesional en el ámbito de las Fuerzas Armadas.
El Centro Militar de Farmacia de la Defensa, situado en Burgos, jugó un importante papel cuando en 2009 saltó la alarma de la gripe A. En concreto, este centro militar se encargó de encapsular los antivirales del virus H1N1, motivo por el cual, en agosto de ese mismo año, recibió la visita de la actual ministra de Defensa en funciones, Carme Chacón, y la por entonces responsable del departamento de Sanidad, Trinidad Jiménez. Durante esa visita al centro militar de Burgos, Chacón agradeció esta colaboración que, según manifestó, permitía que España estuviera “más preparada para afrontar la gripe A y los españoles más protegidos”. Las dos ministras visitaron las salas de pesado, mezclas, comprensión y estucado de las zonas de producción de los antivirales para la gripe H1N1, un recorrido en el que tuvieron la oportunidad también de conocer la misiones y capacidades de este centro junto a otras autoridades.
Sin embargo, esta no fue la primera vez que los ministerios de Defensa y de Sanidad unían sus fuerzas. De hecho, en febrero de 2008, ambos departamentos firmaron un protocolo que establecía la creación de una cadena de producción de antivirales y otros medicamentos también en el Centro Militar de Farmacia de la Defensa de Burgos, en esta ocasión, contra pandemias en España o en países del tercer mundo donde se produzcan emergencias sanitarias. Pero, además de con el Ministerio de Sanidad, este centro con unidades de producción en Burgos, Madrid y Córdoba presenta también vínculos de colaboración con instituciones como Cruz Roja, Protección Civil o las Fuerzas de Seguridad.