CARDIOLOGÍA/ Las personas que sufren un infarto tardan 165 minutos en ser atendidas; 75 transcurren hasta que deciden llamar a la asistencia
br
La angioplastia primaria es el tratamiento más eficaz para tratar el infarto agudo de miocardio (IAM), doblando la de cualquier otro
Pese a ello, su práctica en España es todavía muy deficiente y se debería duplicar el número actual para igualarnos con Europa
E. Sainz Corada
Madrid
La atención al infarto agudo de miocardio (IAM) en España deja mucho que desear. La culpa de ello se la reparten tanto médicos como pacientes. Y el resultado es un elevado porcentaje de muertes que, tristemente, podrían evitarse en muchos casos y que sitúan a España en el furgón de cola en Europa respecto a su asistencia.
Los primeros por no aplicar de forma generalizada la técnica considerada como “mejor opción disponible” en su abordaje: la angioplastia coronaria transluminal percutánea primaria.
Los segundos, por acudir tarde a los servicios asistenciales cuando presentan síntomas de infarto.
Así se desprende de los últimos datos del estudio Ariam (Análisis del Retraso en el Infarto Agudo de Miocardio), el registro de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) que evalúa la demora en la atención a pacientes con síndrome coronario agudo (SCA) cuyo objetivo es cuantificar el retraso en la administración del tratamiento y que se presentaron la semana pasada.
Pacientes indecisos
Según este trabajo —cuyo último corte incluye los datos de los 2.422 pacientes que ingresaron con SCA en las UCI de 85 hospitales de toda España entre el 1 de febrero y el 30 de abril de 2009— las personas que sufren un infarto tardan una media de casi tres horas (unos 165 minutos) en ser atendidos en un hospital desde que aparecen los primeros síntomas. Eso sí: gran parte de este retraso en la atención se debe, sin embargo, a que los pacientes tardan 75 minutos de media hasta que se deciden a avisar al sistema sanitario.
“Es mucho tiempo, muchísimo”, lamenta Francisco Felices, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Reina Sofía de Córdoba y uno de los coordinadores de este trabajo, para quien atender al paciente durante la denominada ‘hora de oro’ “podría reducir el porcentaje de muertes por IAM entre las personas que logran llegar al hospital”, situado entre el 10 y el 11 por ciento.
“Eso es un reto sin duda, ahí ésta la clave del problema porque la primera asistencia médica desde el momento en el que el enfermo se decide a llamar hasta que llegamos es muy rápida, en 16 minutos el médico del 112 está actuando”, continúa. Una vez en el centro, la realización del electrocardiograma se produce a los ocho minutos de media. Los médicos “no sólo son rápidos, sino también muy eficaces, porque tras el diagnóstico lo que hacen es abrir la arteria, y lo hacen en el 80 por ciento de los casos, por un método que puede ser farmacológico o por uno técnico, que es la angioplastia”, apunta. “Para nosotros este porcentaje es un éxito”, asegura.
Pero es ahí precisamente donde está la raíz de la segunda parte del problema de la atención del IAM en España —la que corresponde a los médicos—, pues se conoce que, ante un caso así, “la angioplastia primaria es el tratamiento más efectivo”, dice Carlos Macaya, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), ya que mejora la supervivencia y reduce posibles efectos secundarios y recaídas.
El doble de eficacia
Y es que, ateniéndonos a las cifras, prácticamente duplica la eficacia en comparación con otros fármacos: practicada en el margen de las dos horas posteriores a un IAM, garantiza una efectividad del 90 por ciento, frente al 55 por ciento de otros tratamientos, además de disminuir considerablemente las posibilidades de que se vuelva a producir y de mejorar la recuperación y posterior calidad de vida del paciente.
A pesar de ello su implantación, aunque ha mejorado en los últimos años, es todavía deficiente a nivel nacional. “Estamos a la altura de países como Turquía, Bulgaria o Serbia”, apunta Manel Sabaté, director de la iniciativa Stent for Life en España —promovida desde la Asociación Europea para las Intervenciones Coronarias Percutáneas— que pretende mejorar de forma sustancial el tratamiento del infarto agudo de miocardio mediante esta técnica.
En 2009 se realizaron 9.334 angioplastias primarias en pacientes con IAM, casi un 20 por ciento más que en 2008, que se hicieron 7.837. Gracias a esto, se calcula que la mortalidad se ha reducido alrededor de un 5 por ciento durante el último año. Sin embargo, señala el jefe de la Unidad coronaria del Hospital Clínico de Madrid, Antonio Fernández Ortiz, la Sociedad Europea de Cardiología recomienda la realización de más de 600 anuales por millón de habitantes, por lo que España debería doblar su cifra actual para lograr tal objetivo, hasta alcanzar las 27.600 angioplastias primarias deseables.
Pero la realidad es que sólo cinco comunidades autónomas están promoviendo planes específicos es esta linea desde las instituciones sanitarias: Navarra, Galicia, Murcia, Baleares y Cataluña. Y los resultados obtenidos por ellas son más que notable (ver gráfico).
A la luz de todos estos datos la pregunta que surge es: ¿cuál es el problema? “No es económico ni de recursos humanos sino organizativo y de priorizar recursos”, dice Sabaté. Así, entre los principales inconvenientes o barreras, apuntados por los expertos, que se encuentran actualmente los especialistas para aplicar dicho tratamiento, destaca la divergencia que existe entre las 17 CC.AA. con respecto a su modelo sanitario y sus prioridades, la falta de conocimiento de este tratamiento entre los servicios de emergencias médicos y médicos de UVI, la falta de existencia de regulación en cuanto al transporte de estos pacientes y su atención con este tipo de tratamiento, el poco apoyo político e institucional y el escaso conocimiento de la población general en torno al SCA.
“No hacen falta más hospitales ni más salas de hemodinámica, sólo falta organización para que éstas funcionen 24 horas al día los siete días de la semana e implantar un teléfono único que evite que el paciente tenga que pasar por trámites hospitalarios innecesarios antes de ser atendido por los profesionales de hemodinámica”, continúa Sabaté.
“Esperamos que las instituciones y los sistemas sanitarios se sientan lo suficientemente motivados para emprender las decisiones y el consenso preciso para poder ejecutar este tipo de tratamiento en el mayor número de casos, lo que aumentaría la supervivencia y la calidad de vida del paciente”, añade Francisco Javier Goicolea, presidente de la Sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista de la SEC.