c. ossorio
Barcelona
| viernes, 31 de enero de 2014 h |

El Hospital Clínic de Barcelona ha sido el primer centro español en tratar con éxito la tracción vitreomacular con una inyección intravítrea de ocriplasmina.

Se trata de una indicación muy seleccionada para un paciente que presentaba serios riesgos de desarrollar por segunda vez un agujero en la mácula, que ya sufrió en el otro ojo.

Este síndrome se caracteriza por el desprendimiento del humor vítreo y su adhesión a la retina, que provoca distorsión en la visión o agudeza visual disminuida debido a que la retina se deforma, y si no se interviene, puede llegar a generar un agujero macular con graves consecuencias visuales (como la aparición de un punto ciego en el centro del campo visual). El tratamiento convencional es la cirugía, una vitreoctomía que libera la tracción, pero que conlleva riesgos, aunque sean mínimos, como por ejemplo el desprendimiento de retina. En este paciente, cuando se detectó la TVM, que había reducido su visión al 40 por ciento, se optó por la inyección de la proteína que actúa separando el humor vítreo de la mácula, ya que ya había sido sometido a cirugía en el otro ojo, según explica Joan Giralt, responsable del Departamento de Retina y Vítreo del Instituto Clínic de Oftalmología. En este caso, se trataba de una tracción muy focal y en un plazo de un mes de evolución la retina ya ha adoptado una forma normal y la agudeza visual ha mejorado, pues el paciente ha alcanzado un 80 por ciento de visión.

Efectiva en tracción focal

Según puntualiza Giralt, el primer experto en realizar con éxito esta aplicación (pues había una experiencia anterior en la que la inyección intravítrea de ocriplasmina no ha funcionado para cerrar un agujero macular con tracción), esta técnica no es tan efectiva como la cirugía, si bien dependerá del tipo de tracción que presente el paciente, siendo la técnica más prometedora en casos de tracción focal.

Se calcula que en España existen unos 165.000 afectados por la TMV, asociada fundamentalmente al envejecimiento, y esta nueva técnica empleada por el Clínic implica una alternativa mínimamente invasiva cuya indicación, como especifica Giralt, deberá estudiarse en cada caso individualizado.