Congreso de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD)

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El antidiabético inhibe el crecimiento y la proliferación de las células cancerígenas

Los primeros ensayos clínicos prometen pero faltan datos para determinar su uso

| 2011-09-16T16:52:00+02:00 h |

Cecilia Ossorio

Env. Esp. a Lisboa (Portugal)

La evidencia científica demuestra un riesgo incrementado de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como de hígado, colon o endometrio, en pacientes con diabetes tipo 2, debido a los cambios hormonales que conlleva la enfermedad.

Ahora bien, cada vez son más numerosos los estudios que están comprobando un inesperado potencial anticancerígeno en la metformina, ampliamente utilizada para el tratamiento de la DM2 durante los últimos 30 años.

Según Michael Pollak, del Departamento de Oncología de la McGill University de Montreal (Canadá), se ha comprobado en estudios preclínicos en ratones que la metformina puede prevenir la aparición del cáncer, e incluso podría mejorar el pronóstico de los que ya padecen una neoplasia.

El experto resaltó que este efecto protector de la metformina se observa en varios tipos de tumores, ya que actúa en numerosos órganos. Si bien hay varios grupos investigando sobre este tema a nivel mundial, Pollak lamenta que “al ser una droga fuera de patente, los esfuerzos investigadores no están tan centralmente coordinados como en los casos en los que la industria farmacéutica descubre y patenta una nueva molécula”.

Frédéric Bost, del Centro Mediterráneo de Medicina Molecular U895 de Niza (Francia), explicó que a nivel molecular la metformina activa AMPK, regulada por la quinasa de hígado B1 (LKB1), un gen supresor de tumores.

Como detalló en rueda de prensa, la activación de AMPK inhibe la ruta MTOR (mammalian target of rapamycin), que controla la síntesis de proteínas y la proliferación celular. De esta forma queda avalada la posibilidad de que metformina interfiera en el crecimiento del tumor.

El fármaco se dirige al metabolismo energético de las células cancerígenas y ejerce una “consistente” acción antiproliferativa en mama, colon, ovario, páncreas, pulmón y próstata, según se ha visto en estudios de líneas celulares, completados con trabajos en modelos animales. Los primeros ensayos clínicos ya han demostrado un efecto beneficioso en cáncer de mama y de colon. En un par de años se esperan datos que determinen su uso oncológico.