16ª Reunión Nacional de la SEH-LELHA

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Es una técnica invasiva mediante cateterismo que destruye por radiofrecuencia los nervios que inervan los riñones con buenos resultados

La estimulación de los barorreceptores carotídeos parece otra opción, aunque más compleja, para el 10% de hipertensos refractarios

| 2011-03-04T15:38:00+01:00 h |

El grado de control de la hipertensión arterial en España ha mejorado y, sin embargo, aún afecta al 35-40 por ciento de la población, una cifra que asciende al 65 por ciento de los mayores de 60 años, lo que demuestra que la intervención aún es insuficiente. De hecho, sólo el 36,7 por ciento de los casos están correctamente controlados, según manifestó Alex Roca i Cusachs.

Aunque los datos en España son en ocasiones contradictorios, pues el estudio Disehtae situaba a Cataluña como la peor comunidad autónoma en el grado de manejo de la HTA, mientras el Enrica declaraba en este territorio era mayor que en el resto del país, hay trabajos internacionales que desvelan que en España el control es significativamente menor que en otros países europeos y americanos, llegando incluso a descender hasta el 8 por ciento. Para Roca, esto podría atribuirse a una mayor agresividad terapéutica de los médicos americanos. Si la falta de cumplimiento terapéutico de los pacientes y la falta de modificación de los hábitos de vida poco saludables parecen las razones más lógicas de este insuficiente control, José Luis Rodicio también entonó el “mea culpa” profesional. “La falta de tiempo obliga a que los especialistas sanitarios no presten la atención necesaria a monitorizar a cada paciente. En Estados Unidos existen unidades específicas que atienden las dudas del enfermo hipertenso y hacen un seguimiento exhaustivo del proceso terapéutico”.

A pesar de los asuntos pendientes, los expertos subrayaron que el abordaje de la HTA, los lípidos y el tabaco han influido en el descenso lineal del ictus y, aunque menos marcado, de la enfermedad coronaria.

Isabel Ribas, delegada de Salud del Ayuntamiento de Barcelona, explicó que están actuando con iniciativas preventivas como el Plan Barcelona de Actividad Física y Salud, de cara a paliar datos como los que revela el antes citado estudio Disehtae, según el cual el 28 por ciento de los catalanes es hipertenso. Según este trabajo, por la cola en el ranking de control, siguen a Cataluña la Comunidad Valenciana y Murcia.

Cecilia Ossorio

Barcelona

El tratamiento de la hipertensión arterial (HTA) refractaria, aquella que no se logra controlar con tres medicamentos (uno de ellos, un diurético), podría hallar su alternativa en métodos invasivos que se están estudiando y parecen prometedores, aunque todavía no han recibido la aprobación de la Agencia Americana del Medicamento (FDA).

Se trata de la denervación de las arterias renales y de la estimulación de los barorreceptores carotídeos, intervenciones que, como se destacó durante la rueda de prensa inaugural de la 16ª Reunión Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), en un futuro podrían ser útiles para el 10 por ciento del total de pacientes hipertensos, que no responden a la medicación.

La denervación renal consiste en introducir un catéter en el sistema arterial, cerca de las arterias renales, y destruir por radiofrecuencia los nervios que inervan los riñones. Según explicó Alex Roca i Cusachs, presidente del Comité Organizador del Congreso, es probablemente a través de la falta de estimulación de los sistemas clásicos (como el sistema renina-angiotensina) lo que puede producir una bajada importante de la presión arterial.

Aunque hacen falta estudios clínicos de mayores dimensiones para garantizar la eficacia y la seguridad de esta técnica, de momento no se han descrito efectos colaterales y Roca i Cusachs incidió en que es poco compleja, pues supone una “aplicación moderna” del concepto de denervación por simpatectomía lumbar bilateral que antes se realizaba en hipertensión refractaria, y que ahora se realiza en una zona localizada, el riñón, donde se producen más factores vasoconstrictores.

Por su parte, José Luis Rodicio, presidente de la Junta Gestora de la SEH-LELHA, explicó que la estimulación de barorreceptores constituiría una opción “menos atractiva”, ya que consiste en una invasión continúa, en la se implanta un sensor quirúrgicamente en ambas carótidas, y se estimula con una suerte de marcapasos, a intervalos. Estaría indicada para los pacientes en los que exista problema para cateterizar o con enfermedad renal.

Inhibidores de endotelina

Dentro del tratamiento de la hipertensión, los inhibidores de la endotelina son otra novedad, ya que suponen un nuevo mecanismo fisiopatológico de control. En los últimos años, como indicó Rodicio, aparte de los inhibidores directos de la renina no ha salido ningún otro medicamento que actúe de forma diferente, y que sea eficaz sin combinación. Sin embargo, los datos que hay hasta ahora con los inhibidores de endotelina no son excesivamente prometedores, pues un estudio realizado con uno de ellos, darusentan, finalizó de forma precoz por falta de eficacia, según afirmaron los expertos.

En cuanto a nuevas evidencias en el tratamiento hipolipemiante, el danés Kristian Wachtell, del Centro del Corazón del Rigshospitalet, presentó resultados sobre la utilidad de añadir simvastatina a ezetimibe, inhibidor de la absorción de las grasas en el intestino, ya que si se administra solo “no es suficiente para reducir las cifras de colesterol en plasma o triglicéridos”. Como apuntó Rodicio, es una forma de incidir sobre el colesterol por dos vías en paralelo, una que actúa sobre la síntesis del colesterol, y otra sobre su absorción.

El peso de la genética

Aunque es indiscutible que los hábitos de vida son los principales desencadenantes de la HTA y el riesgo cardiovascular, durante el congreso se recordó el papel de los factores genéticos. A juicio de José Ramón Rodríguez, del Hospital Universitario Dr. Negrín de Gran Canaria, “no se puede entender una separación entre los factores clásicos medioambientales y los factores genéticos. Todos los hábitos de vida pueden sobreexpresar o infraexpresar genes desencadenantes de procesos de enfermedades y eventos vasculares”.

De hecho, concretó que haber padecido un evento vascular antes de los 50 años es factor de riesgo para los descendientes. Y el hecho de que uno o los dos progenitores padezcan diabetes se asocia con un mayor riesgo de hipertensión arterial entre los hijos. El riesgo puede desencadenarse durante el proceso de gestación, ya que “diversos estudios han hallado una asociación entre la talla pequeña o el peso bajo al nacer con una mayor probabilidad de hipertensión arterial e incluso hipertensión renal crónica”, puntualizó Rodríguez.