REDACCIÓN
Madrid
Los indicadores de salud pública de España se presentan de forma dispersa y sin armonizar, según pone de manifiesto el texto de la futura ley, cuando la tendencia que marcan la Unión Europea y la Organización Mundial de Salud (OMS) pasa por reducir el número de éstos buscando la armonización y el equilibrio entre los esenciales y los complementarios. Ésta es una de las conclusiones del estudio realizado por la Cátedra de Salud Pública y Gestión Sanitaria de la Universidad Europea de Madrid (UEM) y promovido por la Fundación Astrazeneca, según expuso su patrono Julio Sánchez Fierro.
En su opinión además de los indicadores propios del sistema, existen otros exógenos, como el medio ambiente, los hábitos alimenticios o la ordenación urbana, que no se están contemplando. El estudio propone priorizar 10 ó 12 indicadores globales —sin perjuicio de que en el desarrollo de los mismos surjan otros subindicadores—como instrumentos que definan en qué medida los mandatos que establezca la nueva norma se están cumpliendo o no, si es de forma generalizada o en ciertos ámbitos sectoriales o territoriales.