SEMICYUC/ 47º Congreso de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica

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c. o. Barcelona | viernes, 15 de junio de 2012 h |

La reducción de la estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un enfermo crítico supone un ahorro aproximado de 1.600 euros por día. Puesto que la estancia media de un enfermo en las UCI’s españolas es de ocho días, los intensivistas invitan a reflexionar sobre la cantidad que podrían ahorrarse las arcas públicas si se consolidase la especialidad de Medicina Intensiva en el Sistema Nacional de Salud.

“Los intensivistas somos, en cierto modo, gestores de equipos y de recursos; la eficiencia y la calidad son irrenunciables en nuestra especialidad”, declaró José Cunyat, presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), en el marco del 47º Congreso Nacional celebrado en la capital cántabra, que fue el escenario de la firma del denominado “Acuerdo Santander”. Es un documento que, como informan desde la sociedad, supone un punto de partida en la búsqueda de la estandarización de determinadas pautas en los sistemas y servicios de Medicina Intensiva en todo el mundo, con el fin de mejorar la calidad de los servicios prestados en el ámbito de esta especialidad, apostantdo por ello en un contexto de importantes disminuciones presupuestarias.

Unidades intermedias

En lo referente a la medicina preventiva crítica, que se ocupa de los pacientes con riesgo de ser ingresados en la UCI, los expertos defienden la creación de Unidades específicas de Cuidados Intermedios. Como anunciaron durante el congreso, partiendo de que el coste estimado de una cama en la UCI es de 1.400 euros por noche de ingreso, se reduciría entre el 30 y el 40 por ciento los gastos del hospital, lo que supone un ahorro de unos 700.000 euros por cada unidad de estas características al mes.

En la actualidad, se estima que en España hay un total de 280 Unidades de Cuidados Intensivos. Si se desarrollasen estas unidades intermedias, que ya están disponibles en algunos hospitales españoles, los expertos dicen que el ahorro sería de unos 196 millones de euros cada mes. Y la cuestión económica es sólo un añadido, pues la implantación de estas unidades evitaría el ingreso de muchos pacientes en la UCI, por lo que se reduce su tiempo de recuperación y se mejora su calidad de vida.

“Con las unidades intermedias, logramos una relación más estrecha con el paciente fuera de la UCI y un seguimiento más detallado, para poder mejorar y reducir las estancias en el hospital”, asegura Fernando Ortiz Melón, jefe de intensivos del Hospital de Valdecilla en Santander, uno de los hospitales pioneros en España en la creación de estas unidades.

30% de ahorro en plasma

Como adelantó este periódico (ver GM, nº 424), cinco sociedades científicas han aunado esfuerzos en torno al “Documento Sevilla” para investigar en aras de establecer una serie de directrices de trabajo para todos los hospitales españoles de cara a reducir el volumen de transfusiones de sangre y plasma a través de terapias alternativas. Como comenta Santiago R. Leal, coordinador del trabajo e intensivista del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, no hay certeza de que las transfusiones siempre sean adecuadas debido a la variabilidad de los pacientes, y cambiar el tratamiento en las anemias disminuiría el gasto de sangre y plasma en el servicio de salud hasta un 30 por ciento.

La identificación precoz y la aplicación de técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) pueden salvar la vida de hasta un 20 por ciento de los casos de paradas cardiorrespiratorias fuera de un hospital, de los que se producen más de 24.000 en España cada año, según fuentes del Ministerio de Sanidad. “El conocimiento de las técnicas de RCP por personas ajenas al personal sanitario es vital para aumentar las garantías de supervivencia en un episodio de paro cardiaco”, asegura Ortíz Melón, presidente de la Semicyuc. Según insisten los expertos, aplicar maniobras durante los ocho primeros minutos de parada cardiorrespiratoria puede resultar fundamental para salvar la vida. “El 93 por ciento de las personas que ingresan por un episodio de infarto sobrevive, pero de ellos el 7 por ciento vuelve a ser ingresado en menos de un mes por un nuevo episodio de infarto”, aclara Antonio Lesmes, coordinador de RCP de la Semicyuc.

Ortiz explicó que la incidencia real de casos de muerte súbita no es estrictamente cuantificable, pero se gira en torno a unos 20.000 casos en España. Sin embargo, la identificación precoz de un episodio y el inicio de reanimación cardiopulmonar ayudan a reducir la tasa de mortalidad por esta causa. “La muerte súbita es reversible en la mayoría de los casos”, puntualizó Lesmes.