“Yo soy más pro guías europeas”. Con esta frase, José Ramón González Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), confirma que las nuevas guías americanas para el tratamiento del colesterol, presentadas en el último congreso de la Sociedad Americana del Corazón (AHA), celebrado a finales de noviembre de 2013, no afectarán de momento a nuestro país.
Estas nuevas guías han sembrado una importante controversia entre los cardiólogos, ya que se abandonan los objetivos de tratamiento habituales para plantear una prescripción de estatinas basada en la estratificación del riesgo cardiovascular de cada paciente. Una nueva estrategia que a González Juanatey le parece “extraordinariamente sencilla y muy práctica”, ya que al final consiste en dar a los pacientes de alto riesgo una estatina de alta potencia, pero que, en su opinión, no funcionaría en un escenario como el español, caracterizado por tener Seguridad Social y, por ello, con mayores tasas de incumplimiento terapéutico.
Además, al presidente de la SEC tampoco le termina de convencer la ecuación a partir de la que se ha obtenido la estratificación del 7,5 por ciento, por encima de la cual habría que dar estatinas de alta o media potencia, y que aparece en estas nuevas guías. Por todo ello, y a pesar de los debates de contraste entre ambas guías que hay y ha habido en el seno de la sociedad, desde la SEC creen que “en el escenario español, son las guías europeas de 2011 las que deberíamos seguir”. Así, recomiendan a los cardiólogos españoles que, además del riesgo cardiovascular, continúen controlando otras variables como el colesterol LDL o unos hábitos de vida saludables.
Una opinión que no significa en absoluto que González Juanatey no recomiende la estatinas, a las que asegura que “seleccionaría, sin duda, si tuviera que elegir un grupo de fármacos en medicina cardiovascular”. Además, en cuanto a su precio (la mayoría de ellas son genéricas), añade que “para el beneficio que aportan, el coste se justifica de manera extraordinaria”. Y es que, subraya este cardiólogo, “las estatinas reducen extraordinariamente tanto el riesgo de mortalidad como el riesgo de sufrir un nuevo infarto”.
De ahí que se muestre satisfecho con los resultados del informe emitido por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) sobre la utilización de hipolipemiantes en España durante el periodo 2000-2012, que se puede consultar en la web del Ministerio, y en el que, entre otros datos, se destaca que las estatinas han supuesto un 89,3 por ciento del consumo total de hipolipemiantes durante el pasado 2012.
Pero esto no es solo un fenómeno del último año ya que, si analizamos su consumo desde el 2000, las estatinas también aparecen como los fármacos más utilizados del total de hipolipemiantes, experimentando un incremento de 76,9 DHD (dosis por cada mil habitantes y día) entre 2000 y 2012. Y, derivado de este aumento en la prescripción de estatinas, el total del consumo de fármacos hipolipemiantes ha pasado de 18,9 DHD en 2000 a 102,6 DHD en 2012, suponiendo un incremento del 442 por ciento.
Con respecto a la utilización de otros hipolipemiantes, el consumo de fibratos ha aumentado ligeramente (2,4 DHD) debido al incremento en la prescripción de fenofibrato, si bien los datos de consumo muestran descenso si se comparan con el total del grupo de hipolipemiantes. En cuanto a los secuestrantes de sales biliares, el descenso ha sido todavía más acusado, ya que estos han disminuido un 45 por ciento en el periodo estudiado.
Otros grupos terapéuticos
Un grupo de medicamentos que también han experimentado un aumento importante de su consumo en este periodo de tiempo (un 310,4 por ciento) son los antiulcerosos, que han pasado de 33,3 DHD en 2000 a 136,8 DHD en 2012. Un porcentaje altísimo que se explica por el incremento en el consumo de inhibidores de la bomba de protones (IBP) que, actualmente, con un 96,2 por ciento, copan casi la totalidad del mercado de antiulcerosos (en 2000, solo representaban el 65,4 por ciento).
Según el informe de la Aemps, este aumento se debe sobre todo a la utilización de IBPs en la profilaxis de úlcera en pacientes tratados con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), a su aprobación para la indicación en reflujo gastroesofágico o a su uso en afecciones gástricas menores. De todos ellos, el más utilizado es el omeprazol, que en 2012 supuso la tres cuartas partes del consumo total de antiulcerosos, suponiendo casi el 80 por ciento de todos los IBPs consumidos.
Otro grupo de fármacos que también ha experimentado un incremento importante, incluso por encima de la media europea, es el de los ansiolíticos. Junto con los hipnóticos, han pasado de suponer 56,7 DHD en 2000 a 89,3 DHD en 2012, lo que significa un incremento del 57,4 por ciento en este periodo.
Pero no todo han sido incrementos en los últimos 12 años ya que, si bien es cierto que el informe de la Aemps refleja un incremento del 26,5 por ciento en el consumo de AINEs en España en este tiempo, la realidad es que se observa una tendencia al descenso del consumo total de este tipo de fármacos desde 2009.
En cuanto a los AINEs más consumidos, el grupo de los derivados arilpropiónicos es el protagonista en términos absolutos, con el 65,1 por ciento del consumo del total de antiinflamatorios no esteroideos. Y buena parte de la “culpa” de esto la tiene el ibuprofeno, que representó en 2012 casi la mitad del consumo de AINEs en España (el 43,9 por ciento). Eso sí, si bien su consumo aumentó de 6,2 DHD en 2000 a 26,5 DHD en 2009, a partir de esta fecha sus cifras comenzaron a descender hasta llegar a los 21,5 DHD de 2012. Ahora habrá que ver qué ocurre en sucesivos informes de análisis de utilización de medicamentos de la Aemps.
Los IBPs “se quedan”
con la práctica totalidad
del mercado de antiulcerosos de los últimos 12 años
Las estatinas han supuesto
un 89,3 por ciento del consumo total de fármacos hipolipemiantes en 2012