José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 17 de junio de 2016 h |

A pesar de que la incidencia de la tuberculosis ha descendido de forma significativa durante los últimos años en nuestro país, en 2014 se diagnosticaron 5.000 casos de esta enfermedad. Como explica José María García, director del Programa de Investigación Integrado de Tuberculosis de Separ, “con la llegada de la inmigración, el descenso de la tuberculosis se ralentizó. En una investigación realizada en 2010, se observó que el 30 por ciento de los casos se producía entre la población inmigrante”. Eso no significa, explica este experto, que los nuevos casos se deban siempre a personas inmigrantes que traen la enfermedad de otros países, “ya que también se pueden contagiar en España”, apunta.

En opinión de este experto hay que seguir trabajando para concienciar de que “sigue habiendo tuberculosis y de que hay gente que muere por culpa de esta enfermedad, por ejemplo, a causa de la meningitis tuberculosa”.

Según el especialista, las cifras oficiales indican que en España hay unos 10,8 casos por 100.000 habitantes. “Pero posiblemente estos datos no sean del todo correctos, ya que hay mucha subnotificación de esta patología, así que es posible que la ratio llegue a casi los 15 casos por 100.00 habitantes”.

Caso índice

Cuando se detecta un nuevo caso de tuberculosis es necesario realizar pruebas a las personas que viven con el paciente para identifcar al caso índice, es decir, el primer caso de enfermedad en la familia o en el entorno del paciente. “Las pruebas consisten en radiografías, el test de la tuberculina y el empleo de las técnicas de detección de gamma-interferón (IGRA)”, dice García. De este modo, se detecta si la persona está libre de la infección, si está infectada (es decir, tuvo contacto con el bacilo pero no cayó enferma) o enferma (presenta alteraciones radiológicas y puede transmitir la patología).

El tratamiento consiste en la administración de cuatro fármacos durante seis meses, en el caso de las personas enfermas, y de uno o dos fármacos entre tres y seis meses, si la persona está infectada pero no enferma.

García lamenta que se investigue poco en el campo de nuevas terapias para esta patología respiratoria. Aunque, recientemente, “se han aprobado dos nuevos fármacos que son muy útiles especialmente en el caso de la tuberculosis resistente, que es de muy difícil tratamiento”, comenta este experto. Estos nuevos fármacos son la bedaquilina y el delamanid.

Plan de acción contra la tuberculosis

La implementación de un plan nacional impulsado desde el Gobierno para combatir esta patología es una reclamación de Separ desde hace muchos años. Como explica García, en el año 2008 “se elaboró un documento”, un embrión de lo que debería ser el programa de acción, “pero este programa todavía no existe como tal, ya que no hay presupuesto ni expertos responsables del mismo”. Por tanto, sería necesario “iniciar ya un plan de acción que cuente con los recursos necesarios”, reclama.