josé A. rodríguez Barcelona | viernes, 18 de septiembre de 2015 h |

A pesar de los importantes avances que se han producido en los últimos años en el campo de la diabetes, todavía quedan retos por resolver en esta patología. Por ejemplo, la mejora de las insulinas y el abordaje del paciente con exceso de peso, señala Javier Escalada, que además comenta los principales temas del congreso de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.

Pregunta. ¿Cuáles han sido a su juicio las novedades más importantes del congreso en lo que respecta a insulinas?

Respuesta. Se ha presentado un estudio sobre la insulina degludec en pacientes con diabetes tipo 1 que con insulinas previas no conseguían un control adecuado. Un aspecto muy interesante de este estudio es que se trata de un trabajo realizado con pacientes en el contexto de la vida real. La principal conclusión es que con esta insulina se logra un mejor control glucémico. Y se han presentado datos de la insulina lispro pegilada, también en diabetes tipo 1, comparada con la insulina garglina, que es la insulina basal estándar. Aunque la nueva insulina consigue mejores resultados en cuanto a hemoglobina glucosilada, causa una mayor tasa de hipoglucemias.

Por otro lado, cabe destacar una insulina inhalada. Sería un tipo de insulina que se asemejaría a la insulina rápida. Por tanto, tendríamos la insulina basal, que permite que el paciente cubra sus necesidades durante 24 horas, y luego esta nueva insulina, que se denomina Afrezza y que se administraría después de las comidas para evitar la subida postprandial de glucosa.

P. Usted ha presentado un estudio sobre la tasa de hipoglucemias una vez iniciado el tratamiento con insulina basal en diabetes tipo 2 ¿Puede comentar los resultados más relevantes?

R. Se trata de un trabajo realizado con pacientes de más de 65 años, cuyos datos se han obtenido de una base de datos americana que se llama Medicare Advantage. Lo que hemos visto es que, cuando el tratamiento con pastillas falla y se empieza con insulina basal, ese inicio puede asociarse a hipoglucemias. En los 31.000 pacientes estudiados observamos una tasa de hipoglucemias graves del 10 por ciento, que es un porcentaje importante. Estos pacientes presentaban más enfermedades asociadas y una tasa de hospitalizaciones más elevada. Tras 2,5 años de seguimiento, esta tasa era del 62 por ciento, frente a un 30 por ciento en los pacientes que no presentaban hipoglucemias graves. Además, la tasa de mortalidad difería del 21 por ciento en los pacientes con hipoglucemias graves frente al resto, que era del 13 por ciento.

P. Más allá de las novedades sobre insulinas, ¿qué otros temas destacaría del congreso?

R. Un tema que se ha comentado es el del papel hígado en la diabetes tipo 2. Aunque parezca que no tiene nada que ver, cada vez hay más datos de pacientes con diabetes o síndrome metabólico en los que el hígado es un factor muy relevante. Es frecuente que estos pacientes sufran esteatosis hepática no alcohólica, es decir, hígado graso. Y se está viendo que la respuesta al tratamiento es peor en ellos. A este respecto, en breve se va a publicar una guía sobre la importancia de este factor. Y lo interesante es que se trata de una guía que ha sido elaborada de forma conjunta por la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes, la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad y la Asociación Europea para el Estudio del Hígado.

P. ¿Cuáles son las principales necesidades no cubiertas en el tratamiento de la diabetes?

R. Un reto es mejorar el tema de las hipoglucemias. La insulina es un fármaco que no tiene techo de dosis, ya que depende del paciente, y si no se tiene cierto cuidado en el incremento progresivo de la dosis, o el paciente no tiene la suficiente educación diabetológica, se pueden producir hipoglucemias. Aunque esto parece que puede cambiar con las nuevas insulinas, y sobre todo con la insulina glargina, origen ADNr, para inyección, 300 U/ml, Toujeo, que disminuye la tasa de hipoglucemias, especialmente las nocturnas. Otro reto es el de la flexibilidad. Es decir, las insulinas basales, que se administran una vez al día, proporcionan en teoría una cobertura de 24 horas. Si el paciente no se inyecta la insulina a la misma hora cada día, puede que su cobertura no sea adecuada. Las nuevas insulinas aumentan la cobertura hasta llegar a 28-36 horas, lo que permitiría al paciente que no tuviera que ser tan exacto con la hora a la que se administra la medicación. Esto es muy útil, por ejemplo, en pacientes jóvenes que se ponen la insulina a primera hora de la mañana pero que el domingo no se levantan a hacerlo porque han salido la noche anterior.

P. ¿Qué características específicas debe tener el tratamiento del paciente diabético que además es obeso?

R. La obesidad y la diabetes tipo 2 parece que van de la mano. En estos pacientes es importante lograr que la pérdida de peso y el control de la glucosa se den conjuntamente. En los últimos años han aparecido moléculas que consiguen pérdidas de peso interesantes. Por tanto, cuando se está frente a un paciente obeso y diabético, hay que pensar qué tratamiento se le va a administrar que contribuya, junto con la dieta y el ejercicio físico, a la pérdida de peso.

P. Aunque parece que últimamente está muy de moda hablar del paciente obeso pero metabólicamente sano. ..

R. Hay que tener cuidado, porque esto depende mucho de la definición de “sano” que se utilice. Cuando uno profundiza en estos pacientes, y busca alteraciones más allá de los niveles de glucosa en ayunas, y realiza una sobrecarga oral de glucosa o una ecografía hepática para ver si sufren hígado graso, el porcentaje de pacientes obesos sin ninguna otra alteración es bajo. Al cabo del tiempo, estos pacientes suelen sufrir problemas.

Afrezza se administra
de forma inhalada y se asemejaría a la insulina rápida”

La respuesta
al tratamiento
es peor en los pacientes diabéticos con hígado graso”