La situación de los adultos y adolescentes con TDAH y el coste del no diagnóstico durante la infancia han sido los temas principales de la 12ª Jornada sobre Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), organizada por la Fundación Educación Activa.
“Hay muchos adolescentes y adultos que llegan a esa edad arrastrando las dificultades propias del TDAH sin haber recibido un diagnóstico apropiado o una orientación terapéutica oportuna”, indica Javier Quintero, jefe de Psiquiatría del Hospital Infanta Leonor (Madrid). Esta situación complica el aprendizaje, la conducta y las relaciones sociales. “Los estudios indican que la prevalencia del trastorno en la adolescencia está entre el tres y el cinco por ciento, y en el adulto entre el dos y el tres por ciento”, señala Quintero. Esto supone que más de la mitad de los niños con TDAH continúan padeciéndolo en la vida adulta. La identificación temprana del TDAH en la población infantil evitaría el fracaso escolar, cifrado en un 30 por ciento, y ayudaría a superar alteraciones de la conducta y del estado de ánimo o problemas sociales.
“Bien dirigidas, estas personas pueden ser muy creativas en la resolución de problemas; si están motivadas con su actividad son capaces de asumir grandes cargas de trabajo”, señala José Ramón Gamo, director técnico de la Fundación Educación Activa. Sin embargo, los adultos con TDAH “pueden tener problemas de perseverancia, organización y errores en la ejecución de las tareas”, añade. ¿Cómo puede detectarse que un adulto padece TDAH? “El diagnóstico en el adulto es escaso”, indica Quintero. Sin embargo, hay evidencias que pueden ayudar a identificar su trastorno. “No esperamos ver a un adulto saltando por un centro comercial, pero observamos que no pueden estar mucho tiempo sentados y reajustan constantemente su postura, con impulsos más verbales que motores”, explica Quintero. “El adulto tiende a evitar las situaciones que requieren un esfuerzo mental sostenido”, añade.