La Estrategia renovada de la Unión Europea para 2011-2014 sobre la responsabilidad social de las empresas (RSE) definió este concepto como “la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad” e introdujo un programa de acción basado en ocho puntos clave.
En ese documento, la Comisión Europea (CE) instó a los líderes empresariales de Europa, incluyendo a aquellos que estaban vinculados al sector financiero, a que antes de mediados de 2012 suscribiesen un compromiso abierto y a que promoviesen, “en estrecha cooperación con los poderes públicos y otras partes interesadas”, una adopción de “una gestión empresarial responsable”, con objetivos claros para el periodo comprendido entre 2015 y 2020.
Aunque 2015 se perfilaba como el año en el que se recibiría la Estrategia Europea de RSE, varios expertos aseguran que es difícil que pueda darse a corto plazo. Muchos apuntan que podrá publicarse a finales de año o, si no, a comienzos de 2016.
El pasado febrero, la CE celebró una nueva edición del Foro Multilateral de RSE, en donde participaron más de 500 representantes de empresas, organizaciones de la sociedad civil y administraciones para debatir sobre esa nueva edición de la estrategia.
En estos momentos, se espera con cierta impaciencia su llegada y las medidas que se vayan a proponer para que las empresas de las UE sean realmente responsables del impacto que tienen en la sociedad.
Los expertos remarcan que debe existir una mayor cooperación entre todos los agentes para que la estrategia salga adelante y cumpla los objetivos con los que, supuestamente, nace.
De entre todos los temas que se trataron, destaca la petición de mayor coordinación por parte de las políticas europeas de empleo con la Estrategia de RSE “para avanzar hacia una mayor consolidación de programas de fomento de la empleabilidad”, como afirma el director de Relaciones Externas de Forética, Tomás Sercovich.
En definitiva, las principales recomendaciones durante el Foro se resumen en los siguientes puntos: el liderazgo de la UE, la existencia de un marco normativo que se a eficaz para la RSE, el rol de la empresa y los Derechos Humanos (DD.HH.) y la innovación como pieza clave. Así, Sercovich recalcó que, durante el encuentro, hubo debate sobre el hecho de que las empresas no estén involucrando a sus líderes en el debate sobre la RSE.
En definitiva, la nueva Estrategia Europea de RSE debería abordar asuntos tales como la salud y el bienestar de los ciudadanos y trabajadores, el empleo y las opciones para promoverlo; maneras de innovar, teniendo presente el medioambiente, el respeto por los DD.HH. y, la información y la transparencia. Si los aborda o no, y si se cumplen o no los objetivos, es algo que no se sabrá hasta dentro de un tiempo.