LucÍa Barrera, Directora de
Gaceta Médica
| viernes, 28 de marzo de 2014 h |

Hace apenas unos meses el presidente de Canarias, Paulino Rivero, saltaba a la palestra sanitaria afirmando que en su comunidad había 400 camas hospitalarias ocupadas por personas que estaban en condiciones de obtener el alta pero que sus familiares “abandonaban” en los centros. Dejando de lado lo desafortunado e irreal de esta afirmación —que le costó una rectificación a Rivero—, lo que sí es cierto es que la falta de desarrollo del espacio sociosanitario genera situaciones como que entre el 15 y el 10 por ciento de las camas del SNS las ocupen pacientes que alargan innecesariamente su estancia en el hospital porque el sistema no puede darles la atención fque requieren fuera del ámbito hospitalario. Las necesidades pueden ser múltiples, y el espectro, muy amplio. No tiene nada que ver las necesidades de una persona que ha sufrido un ictus y necesita de rehabilitación, que las de las personas dependientes con pluripatologías que carecen de apoyo familiar.

La intención de Sanidad de poner orden a todo este maremagnun es loable pero poco realista en un contexto en el que, por un lado, se está recortando notablemente el alcance de la ley de dependencia y, por otro, hay prevista una reforma de las administraciones locales que previsiblemente vendrá a centralizar los servicios sociales en las autonomías, quitando la atención directa de los ayuntamientos con el varapalo que esto supone para la coordinación entre ambos mundos.

Habrá que esperar hasta el verano para ver qué se concreta en esa Estrategia de Atención y Coordinación Sociosanitaria pero nacerá muerta si no se le acompaña de una forma clara de financiación y de una cartera de servicios definida que contemple, por ejemplo, el incremento de las plazas de residencias de mayores o la reconversión de las camas de agudos en camas de estancia intermedia. Queda por ver también quién liderará estos cambios dentro del sistema y si a la atención primaria se le dará el papel que le corresponde, y es que lo que realmente hay que diseñar es el abordaje sociosanitario de la cronicidad.