Congreso Mundial de la IOF – 10º Ecceo Antetítulo en minústulas

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Los expertos inciden en el reto de calcular el riesgo absoluto multifactorial de fractura y de determinar las partes más frágiles del esqueleto

La simulación a nivel celular y tisular de la osteoporosis podría afinar la predicción de pérdida de masa ósea y la respuesta al tratamiento

| 2010-05-07T18:29:00+02:00 h |

Cecilia Ossorio

Env. Esp. a Florencia

La capacidad actual de predecir el riesgo absoluto asociado a una fractura ósea es aún “muy insuficiente”. En concreto, la parte más frágil del esqueleto, y por tanto la de mayor riesgo de fractura, “continúa siendo indeterminada”, según señaló René Rizzoli, del Hospital Universitario de Ginebra (Suiza), en el marco del Congreso Mundial de la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF) y el 10º Congreso Europeo sobre Aspectos Clínicos y Económicos de la Osteoporosis y la Osteoartritis (Ecceo).

Por ello, hizo hincapié en la necesidad de contemplar todos los factores de riesgo de fractura, puesto que es un evento multifactorial, evitando centrar el diagnóstico únicamente en la resistencia ósea. Y destacó el reto de conseguir terapias personalizadas dirigidas a los mecanismos fisiopatológicos prevalentes y a la zona más vulnerable del hueso.

Dieter Felsenberg, del Hospital Universitario Charité de Berlín (Alemania), introdujo el concepto de la fuerza muscular como factor clave para determinar el riesgo de fractura, pues, según indicó, mantenerla es fundamental para conservar la densidad ósea, con independencia de la edad del paciente.

Ahora bien, el objetivo de evaluar de forma crítica el riesgo real pasa hoy por estrategias como la simulación a nivel celular y tisular de la osteoporosis y el tratamiento farmacológico. Ralph Müller, profesor de Biomecánica del Centro para la Investigación y la Educación en Bioingeniería de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich (Suiza), defendió un modelo computacional multiescala que ofrece la oportunidad de estudiar procesos a largo plazo, con “diferentes criterios de optimización para reproducir sistemáticamente el molde y la micro-arquitectura del hueso”, a partir del modelado de biopsias humanas.

Según explicó, con modelos experimentales en ratón in vivo, existe la posibilidad de observar el nuevo hueso así como su nivel de resorción. Sus trabajos están demostrando que la simulación de la modelación y remodelación del hueso tanto en procesos sanos como de enfermedad es posible. “Cambiando los parámetros celulares, se pueden predecir los efectos de la intervención farmacológica”, apuntó, logrando mejorar la respuesta hasta un 20 por ciento.

A su juicio, este feedback mecánico es necesario para predecir “de forma precisa” la pérdida ósea osteoporótica y la respuesta al tratamiento. Uno de los retos futuros pasará por simular también las intervenciones quirúrgicas, como por ejemplo la vertebroplastia.

¿Diferencias entre sexos?

En otro sentido, John A. Kanis, presidente de la IOF, avivó el debate acerca de si las mujeres y los hombres experimentan fracturas al mismo nivel de densidad mineral ósea. En primer lugar, señaló tres elementos que deben ser considerados para estudiar esta hipótesis. Uno es que el riesgo de fractura se incrementa aproximadamente 1,6 veces por cada decrecimiento de la desviación estándar en la densidad mineral ósea.

Por otro lado, se pregunta si el riesgo absoluto de fractura difiere entre sexos, pues varios estudios han obtenido resultados dispares sobre la relación entre este riesgo y la densidad mineral ósea, debido por ejemplo a que ésta cambia con la edad. Por último, los datos referenciados de poblaciones de hombres y mujeres con osteoporosis suelen ser parciales.

Ahora bien, “estas cuestiones están mejor enfocadas a través del estudio prospectivo de la población basado en cohortes que incluye a ambos sexos en la misma muestra, y los pocos trabajos válidos disponibles sugieren que el riesgo de fractura vertebral o de cadera es similar en mujeres y hombres para cualquier valor absoluto dado de densidad mineral ósea. Lo que ocurre es que “no se sabe” si el riesgo difiere en distintas zonas de medición, o en los resultados de la fractura.

Sin embargo, la probabilidad de un evento óseo de este tipo a largo plazo es mayor la población femenina, pero este es un fenómeno “seguramente ligado al riesgo de muerte, y las mujeres viven más que los hombres”, puntualizó.