La insulina glargina ha sido cuestionada por varios estudios que señalan que este tratamiento induce riesgo de cáncer. Sin embargo, según publica en PLoS ONE un equipo del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), liderado por Rafael Simó, responsable de grupo de Diabetes y Metabolismo, ningún medicamento utilizado para reducir los niveles de glucosa en sangre de las personas con diabetes del tipo 2 comporta una mayor probabilidad de desarrollar cáncer.
El estudio, realizado gracias a la colaboración de 16 centros de atención primaria de Barcelona y el Idiap Jordi Gol, se realizó a partir de una cohorte de más de 275.000 pacientes diabéticos mayores de 40 años, utilizando el Sistema de Información para el Desarrollo de la Investigación en Atención Primaria (Sidiap).
De esta cohorte, seleccionaron 1.040 casos de pacientes con diabetes del tipo 2 diagnosticados de cáncer entre el 2008 y el 2010 e introducidos en el Registro de Cáncer del Hospital Universitario Vall d’Hebron, donde se recopilan datos sobre la fecha del diagnóstico, la localización de tumores y sus características patológicas. Este grupo de pacientes fue comparado con 3.120 casos control de pacientes diabéticos sin cáncer, todos ellos equiparados por edad, género, duración de la diabetes y área geográfica.
Para el análisis de los tratamientos, los investigadores estudiaron los diferentes tipos de insulina y antidiabéticos orales que los pacientes tomaron durante los últimos tres años anteriores al diagnóstico del cáncer.
“Los resultados del estudio son muy tranquilizadores, ya que los médicos no tendrán que cambiar su intención de prescripción ante la posibilidad de un aumento de riesgo de neoplasia”, afirma Rafael Simó, si bien advierte de que “todavía hacen falta estudios con un periodo más largo de seguimiento para dar una respuesta definitiva”. De hecho, este mismo grupo pondrá en marcha este año un nuevo estudio para seguir evaluando a largo plazo.