mir/ La troncalidad es “improbable y desestructuralizada” y perpetúa la separación entre Sanidad y Educación, según Amando Martín Zurro
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Hace un año que los nuevos estatutos de la OMC, que crean una vocalía para tutores, están pendientes de recibir el visto bueno del ministerio
El retraso en el desarrollo del decreto formativo por parte de las CC.AA. lastra la acreditación de las unidades docentes multiprofesionales
MÓNICA RASPAL
Madrid
La reforma parcial de la formación especializada está siendo “farragosa y lenta” pues se está limitando a mantener los mismos esquemas sin afrontar una cambio profundo, más arriesgado pero más eficaz. Por ello, según Amando Martín Zurro, vicepresidente de la Fundación Educación Médica y editor jefe de la revista Atención Primaria, la troncalidad será “improbable y desestructuralizada” pues perpetuará la actual separación estratégica y operativa entre las insituciones sanitaria y educativa lo que paralizará y pondrá en riesgo el sistema formativo.
El experto expuso así una visión pesimista del proceso en el que están inmersos el ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas para diseñar el nuevo mapa de especialidades médicas y el acceso al posgrado durante la II Jornada de Tutores de la Asociación de Redes Docentes y Asesoras (Areda). En su opinión, la docencia debería ser prioritaria en la planificación y gestión del sistema sanitario y no tendría que concebirse como un gasto sino como una inversión.
Además, cree que Sanidad y Educación deberían asumir que la coordinación e integración implican cambios en ambas partes pues, en ocasiones, las críticas se centran demasiado en el sistema sanitario alegando que el MIR condiciona el grado haciéndolo más memorístico y teórico cuando las facultades tampoco están modificando los curriculum ni están adaptando completamente la enseñanza a los criterios del Plan Europeo de Bolonia lo que, en su opinión, está generando “desconfianza mutua” entre ambas instituciones.
En cuanto a la prueba de acceso, Martín Zurro considera que debería evolucionar hacia una separación de las competencias y habilidades que los estudiantes tienen que demostrar y la oferta de las plazas, profesionalizando el diseño de la prueba con la creación de una Agencia Estatal de las Profesiones Sanitarias. Este órgano analizaría también las necesidades de especialistas del sistema y haría una propuesta al Consejo Interterritorial, dada la falta de un registro de profesionales que determine si faltan o sobran médicos.
Otro defecto de la reforma es, a su juicio, que se ha seguido la política del “café para todos” —dejando fuera a un número “injustificado” de especialidades—, estableciendo un tronco de dos años sin realizar análisis independientes y sin definir los perfiles competenciales de cada profesión por lo que será “dificil” de aplicar.
Para Martín Zurro, el diseño tendría que ser más “flexible y consensuado” con programas formativos marco —más reducidos y centrados en los objetivos de aprendizaje— y fijando la elección de la especialidad después del tronco formativo, si realmente se busca la transversalidad. “Los estudiantes están en contra porque temen otro examen después del tronco o que lo decidan los jefes de servicio pero no es necesaria una nueva prueba si se fijan criterios estrictos”, agregó. Además, abogó por una compensación y reconocimiento de la labor del tutor —tal y como recoge el decreto aprobado en 2008— con más disponibilidad para la formación y por una estrategia de tutorización activa continua, pues esta figura no es sólo un receptor de quejas del residente sino que debe mantener una interacción constante con él.
Con el objetivo de representar y defender los intereses de estos docentes nació precisamente la nueva vocalía de tutores MIR incluida en la última reforma de estatutos aprobada hace un año por la Organización Médica Colegial (OMC) y que, como explicó su presidente Juan José Rodríguez Sendín, todavía está pendiente de recibir el visto bueno del Ministerio de Sanidad.
Rodríguez Sendín destacó el proyecto piloto de validación periódica de la colegiación que, en un principio, evaluará comportamientos de forma voluntaria e introducir esta cultura para, en un futuro, validar también las competencias de forma obligatoria pues, según los últimos resultados del Plan de Atención al Médico Enfermo (Paime), la mayoría de las patologías mentales surgen durante el periodo de residencia, etapa que también está incluida en este proyecto.
Además de las funciones del tutor, la normativa de 2008 también regula las unidades docentes multiprofesionales pero el retraso autonómico en su desarrollo —sólo dos CC.AA. lo han hecho— está impidiendo su acreditación y funcionamiento, según destacaron los jefes de estudio.
En concreto Fernando Navarro, de la Unidad Docente Multidisciplinar de Salud Mental de Murcia, reclamó más apoyo por parte de los gestores y un reconocimiento institucional, así como recursos humanos y estructurales. Además, cree que el decreto se queda corto porque no llega a profundizar en la educación interprofesional, en el aprendizaje compartido de forma interactiva y colaborativa.