Investigación/ Un estudio del VHIR cambia el criterio diagnóstico de estas enfermedades

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c. o. Barcelona | viernes, 10 de mayo de 2013 h |

La dispepsia, comúnmente conocida como “digestión pesada”, es una enfermedad muy frecuente en la consulta tanto del especialista como del médico de atención primaria, pero también muy desconocida, que hasta ahora se ha considerado “funcional”, ya que se ignoraba cualquier tipo de base orgánica que defina las causas de la enfermedad.

Sin embargo, el grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR), que ya el pasado año describió alteraciones en el yeyuno de personas que padecen síndrome de intestino irritable, ha reproducido los hallazgos en el duodeno de pacientes con dispepsia, según informa Javier Santos, responsable de esta línea de estudio del citado grupo de investigación del VHIR.

“La enorme similitud entre estos hallazgos a nivel de la mucosa duodenal y los encontrados en el resto del intestino en relación al Síndrome del Intestino Irritable hace suponer que el origen de la enfermedad es muy parecido, aunque con manifestaciones en diferentes localizaciones del tubo digestivo”, explica Santos.

Este estudio, publicado en la revista GUT y realizado en colaboración con el equipo de Ricard Farré, integrante del Translational Reseach Center for Gastrointestinal Disorders, revela alteraciones en la permeabilidad de la barrera intestinal y una expresión anormal de varias de las proteínas de adhesión entre células, así como una inflamación de la mucosa duodenal que responde a una mayor presencia de células inmunológicas como los mastocitos y los eosinófilos.

Como aclara Santos, esta alteración estructural facilita el paso de antígenos luminales al duodeno provocando el incremento y la activación de estas células inmunes, contribuyendo así a la generación y persistencia de síntomas gastrointestinales.

Conocer las causas de la mayor permeabilidad de la barrera intestinal y la inflamación permitirá cambiar el enfoque diagnóstico de estas enfermedades, más allá de la naturaleza crónica de su sintomatología. El objetivo a partir de ahora pasa por intentar frenar el paso de toxinas al intestino. “Ahora ya no hay excusas para no centrar esfuerzos en buscar dianas terapéuticas orientadas a restaurar el correcto funcionamiento de la barrera intestinal como eje central del tratamiento de estos pacientes”, declara Santos.