En línea con la tendencia cada vez más conservadora en cirugía, la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid ha llevado a cabo la primera intervención en España de un tumor renal maligno a partir de la técnica de electroporación irreversible percutánea, también llamada Nanoknife.
Esta innovadora técnica —que también fue realizada hace pocas semanas en el Hospital Mesa del Castillo de Murcia, pero en un cáncer de próstata— consiste en la colocación de una serie de agujas que circundan el tumor y que, conectadas a un generador, producen la creación de un campo eléctrico que destruye las células tumorales al crear “nanoporos” en sus membranas. En la intervención, estos profesionales se guían por una ecografía o una tomografía axial computarizada (TAC) —en el caso murciano, los profesionales se guiaban por la superposición de una resonancia paramétrica y una ecografía—.
La principal ventaja de la técnica de electroporación, frente a otras técnicas ablativas, es la mayor preservación de estructuras vitales adyacentes a la zona tumoral —en el caso del cáncer renal, vasos sanguíneos o cavidades del riñón—, un menor riesgo de recidiva y una tasa mucho más baja de complicaciones postoperatorias. Además de en próstata y riñón, esta técnica está indicada también en tumores de páncreas o hepáticos, siempre que cumplan los criterios de tamaño, localización y extensión.
Para el éxito de la operación, eso sí, es muy importante que los profesionales que realizan esta intervención tengan una amplia experiencia en técnicas de tratamiento de ablación tumoral, para que sean capaces de colocar las agujas en el interior de la lesión con precisión milimétrica.
Centrándonos de nuevo en el caso madrileño, la técnica se realizó bajo anestesia general —se colocaron cuatro agujas guiadas por ecografía en el centro del tumor— y duró tres horas. La paciente, que fue dada de alta a los dos días, no presentó ninguna complicación postoperatoria y, durante el seguimiento, se le realizó una prueba de TAC en la que no se apreciaron restos del tumor, que era de localización centrorrenal hiliar.