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El consejero pierde la confianza de médicos, sindicatos, pacientes y patronales
Exigen que anule los recortes que “desmantelarán” la sanidad pública
C. Ossorio/ EP
Barcelona
Ni médicos, ni pacientes, ni sindicatos, ni patronales. No queda en el sistema sanitario catalán un solo actor conforme con el rumbo que ha tomado el consejero, Boi Ruiz.
Tras primeros pasos en un clima de confianza, el sector se planta y pide al Departamento de Salud que anule los planes de recorte que afectan a nivel asistencial. De momento ya hay convocadas dos concentraciones de protesta. Una, encabezada por el sindicato Metges de Cataluña (MC), el día 13 de abril delante del Departamento de Salud. La otra, al día siguiente, concentrará a médicos y representantes de todos los sindicatos de la sanidad catalana (MC,CCOO, Satse, UGT y Catac-CTS) en la Plaza de Sant Jaume, bajo el manifiesto “No al desmantelamiento de la sanidad pública”.
Además, durante las últimas semanas se han realizado paros sucesivos de profesionales a las puertas de los hospitales.
MC, el Consejo catalán de Colegios de Médicos y el Foro Español de Pacientes unieron lazos para transmitir este mensaje a Ruiz, del que no habían tenido noticias desde la celebración de la cumbre profesional (ver GM nº 369) en la que prometió la creación de una mesa de diálogo con médicos y enfermeras y que el criterio clínico primaría por encima del economista en las medidas.
Tras la unión de sindicato, colegios y pacientes, el consejero aseguró que pidió por carta a los directores de los centros sanitarios que tuvieran en cuenta el criterio de médicos y enfermeras antes de planificar los recortes para cuadrar los presupuestos.
Antoni Gallego, secretario general de MC, considera “intolerable” el recorte del 10 por ciento, que se está aplicando de forma lineal. De hecho, alertó de que el sistema sanitario catalán, “el más eficiente de su historia a pesar de la infrafinanciación”, está en peligro y podría “saltar por los aires”.
Para Fernando Vizcarro, presidente del Consejo Catalán de Médicos y del Colegio de Tarragona, “se pueden reducir las estructuras burocráticas, administrativas y organizativas, pero no las que impliquen al acto médico”. Matizó que no están en contra de la consejería, pero que su labor es garantizar la preservación del sistema. “O antes se derrochaba, o ahora nos faltará algo”, apuntó.
Y Albert Jovell, representante de los pacientes, aseveró que el recorte lineal del 10 por ciento no tiene sentido en medicina, y que “alguien ha de hacer un discurso macroeconómico”.
Incluso el Consorcio de Salud y Social de Cataluña (CSC), que Ruiz presidía antes de ser consejero, ha declarado que el recorte en sanidad más alla de un 5 por ciento supone “una reconversión del sistema público catalán”. Ante las propuestas que los centros asociados al CSC han presentado al Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), el consorcio considera que sólo la mitad del recorte que se pide a los centros —de entre el 8 y el 12 por ciento— se puede alcanzar mediante medidas de gestión.
Además, éstas, que permitirían cumplir al 40-50 por ciento los objetivos de reducción de ingresos, incluirían “reducciones drásticas nunca aplicadas hasta el momento”, como cierre de quirófanos y plantas o reestructuración horaria y de servicios.
CSC hace hincapié en la aplicación de los recortes generalizados de entre el 5 y el 6 por ciento de los presupuestos de atención primaria, el 10 por ciento en atención sociosanitaria y el 15 por ciento en salud mental. Según argumentan, aquí no hay margen para el ahorro a través de mejoras en gestión, por lo que el adelgazamiento en este ámbito equivale a “reducción de actividad”.
Recorte en el Clínic
En concreto, en el Hospital Clínic de Barcelona el plan de choque realizado por la dirección pretende ahorrar 24 millones de euros sobre el presupuesto, sin contar con la partida de farmacología, según comunicó el centro a su comité de empresa.