juan pablo ramírez Madrid | miércoles, 30 de abril de 2014 h |

La incorporación de los hospitales públicos del Sistema Nacional de Salud a la transferencia de tecnología, la puesta en marcha de nuevos fondos de capital riesgo especializados, la apuesta por la formación en emprendimiento, las nuevas medidas fiscales para la investigación, el desarrollo y la innovación, las ayudas previstas en el programa de la Unión Europea Horizonte 2020… A priori estas cinco circunstancias han generado un caldo de cultivo favorable para la creación de empresas sanitarias en España.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2013 muestran una tendencia favorable. No sólo por el lanzamiento de nuevas compañías, sino por el descenso de la “mortalidad” de las empresas sanitarias. Durante 2012 la industria sanitaria experimentó el nacimiento de 13.677 nuevas empresas, lo que supone un incremento del 11,8 por ciento con respecto al año anterior. Por contra, la desaparición de empresas descendió un 20,7 por ciento. En total, 8.516 compañías cerraron sus puertas en 2012, lo que deja un balance más que favorable.

Estas cifras le convirtieron en el sector económico más emprendedor con un saldo neto de 5.161 entidades, lo que supone duplicar las estadísticas de otras áreas económicas como las actividades jurídicas y administrativas.

Apoyo en la Ley de la Ciencia

Las empresas sanitarias con un modelo de negocio basado en la I+D+i podrían salir especialmente favorecidas de este entorno favorable. La Ley de la Ciencia ha significado un primer espaldarazo. La normativa ha venido a crear un marco regulador para que los trabajadores del SNS puedan compaginar la asistencia y la investigación. “El personal que preste servicios en centros del Sistema Nacional de Salud o vinculados o concertados con él que, junto a la actividad asistencial, desempeñe actividad investigadora, será considerado personal investigador a los efectos de lo establecido en el capítulo I, título II de esta ley, sin perjuicio de las condiciones de carrera y laborales que establezcan sus correspondientes regulaciones de trabajo”, reza la norma.

El adjunto a la presidencia de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), Jorge Barrero, destaca la aportación de los hospitales públicos españoles en la creación de spin-offs. “En los últimos años venimos siguiendo a un grupo de hospitales que han apostado por la transferencia tecnológica como pueden ser el Clínic de Barcelona, El Hospital La Fe de Valencia o Valdecilla”, añade Barrero. Uno de los últimos casos es Biomédica Molecular Medicine, la primera empresa que surge del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (Idipaz).

A pesar de este último paso en la sanidad madrileña, Barrero , lamenta que la Comunidad de Madrid no avance “con la velocidad y la relevancia que le corresponde en biotecnología”. Otras regiones como Cataluña, Comunidad Valenciana o Andalucía, se encuentran más avanzadas desde su punto de vista.

A pesar de estos avances en el SNS, Jordi Naval, organizador del curso ‘Claves para bioemprender 2014’ subraya que aún existen “trabas legales para que los médicos de los hospitales públicos y los profesores de la universidades puedan participar en start-ups”.

Este factor ha provocado una lenta incorporación de los médicos a la creación de empresas de I+D+i. El director general de la escuela de Negocios Aliter, Martín Hernández-Palacios, señala que la mayoría de los alumnos de sus masters para emprender en biotecnología proceden de estudios como Bioquímica, Biología, Biotecnología o Farmacia. “Los alumnos que realizan nuestros cursos suelen proceder del ámbito científico, con una experiencia de cuatro o cinco años como mínimo en empresas biotecnológicas”.

Capital riesgo

Otro de los factores que podría favorecer la creación de nuevas empresas sanitarias de base tecnológica es la puesta en marcha de nuevos fondos de capital riesgo. Cross Road Biotech Inverbío cuenta con 30 millones de euros para invertir.Por su parte, la gestora Caixa Capital Risc ha constituido Caixa Innvierte BioMed II, que contará con 35 millones de euros.

La sociedad destinará esta cantidad a operaciones que rondarán el medio millón de euros y los 4,5 millones orientadas a las fases iniciales de compañías biomédicas. La creación de este fondo se enmarca dentro del acuerdo del CDTI con siete compañías españolas para movilizar 234,5 millones de euros en empresas de base tecnológica. Queda por ver qué porcentaje se dedicará a la biotecnología sanitaria. De las empresas comprometidas en el programa Innvierte, sólo La Caixa se encuentra relacionada con la inversión en el sector.

De manera paralela, otras sociedades como Ysios Capital o Suanfarma trabajan para cerrar fondos de capital riesgo con el objetivo de invertir en este sector. “Existe dinero para muchos proyectos pero faltan equipos equilibrados de científicos y emprendedores”, subraya Naval. Barrero se muestra más escéptico. “Se está movilizando el vehículo Innvierte y existe una sensación de que se están activando los fondos locales pero falta por atraer los internacionales”, afirma.

La Ley del Emprendedor podría jugar un papel interesante en el futuro. Asebio subraya que de momento la normativa ha servido para fomentar el autoempleo, aunque la introducción de las nuevas medidas de fiscalidad de I+D+i podrían suponer un empujón para las empresas de base tecnológica en pérdidas. La patronal biotecnológica espera que entren en vigor el año próximo.

ha experimentado la creación de nuevas empresas sanitarias, según las cifras del Institución Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2013. La desaparición de compañías descendió más de un 20 por ciento.

conforman el nuevo fondo especializado de Caixa Capital Risc para la inversión en empresas del sector biomédico en fases tempranas y de crecimiento.

Existen tres perfiles médicos que deciden apostar por la vía investigadora. Jordi Naval identifica por un lado, a jóvenes que acaban de finalizar la especialidad; por otro, a profesionales dedicados a la investigación en la industria farmacéutica; y por último, a facultativos experimentados que tiene n una idea fruto de su trabajo diario y buscan el modo de desarrollarla.

Estos últimos han encontrado un obstáculo en el marco laboral. La Ley de la Ciencia ha venido a cambiar esta situación, pero siguen existiendo obstáculos. No obstante, hay ya casos de médicos capaces de compaginar la asistencia y la investigación. Pablo Villoslada, responsable del grupo Esclerosis Múltiple, Patogénesis y Nuevas Terapias del programa de Neuroinmunología del Idibaps, compatibiliza su cargo con el de director científico de la compañía Bionure. Una vez a la semana, Villoslada se dedica a tareas asistenciales en el Clínic de Barcelona. Su empresa trabaja en el desarrollo de una molécula para el tratamiento de la esclerosis múltiple. En la actualidad, su compañía trabaja para captar cuatro millones de euros “para cubrir la primera fase de desarrollo clínico”.