ANDROLOGÍA/ Congreso Europeo de Sexología

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redacción Madrid | viernes, 28 de septiembre de 2012 h |

Detrás de los cambios de humor de un hombre maduro puede no haber una depresión, sino un síndrome por déficit de testosterona (SDT). Así lo expuso Rafael Prieto, vicepresidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (Asesa), durante la celebración de la sesión “¿Qué se esconde detrás de los cambios del hombre maduro? Reflexiones sobre la conducta biopsicosocial”, en el marco del Congreso Europeo de Sexología, celebrado entre el 20 y el 22 de septiembre.

Según Prieto, “prácticamente el 99 por ciento de los pacientes que acuden al médico porque están tristes o irritables salen de la consulta con un antidepresivo” cuando, a veces, el problema realmente es la falta de testosterona. Una patología más común de lo que parece ya que, tal y como explica Francisco Cabello, director del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (IASP), “la testosterona disminuye un uno por ciento al año aproximadamente”.

Pero, a pesar de ello y de que, según datos ofrecidos por Asesa en el último Congreso Nacional de Andrología, la incidencia de de este síndrome ronda entre el 5 y el 10 por ciento en la población masculina, el SDT es todavía una patología infradiagnosticada. Por eso, Prieto destacó la necesidad de realizar test de evaluación de los niveles de testosterona biodisponible a aquellos pacientes con factores de riesgo tales como ser un varón de entre 45 y 50 años, padecer disfunción eréctil, obesidad, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, VIH, hipogonadismo o estar en tratamiento con quimioterapia.

Una patología, el SDT, que no significa solo problemas sexuales o de salud física (pérdida de masa muscular y ósea o somnolencia durante el día), sino también cambios cognitivos relacionados con la memoria o la atención. Por ejemplo, según Cabello, “hay evidencias suficientes de cómo el SDT influye en nuestra memoria”, algo muy significativo si tenemos en cuenta que el deseo sexual se activa en parte gracias a la memoria a largo plazo, que consigue, junto con la testosterona, activar el sistema dopaminérgico y, con ello, el deseo sexual. Además, también existen estudios que muestran una relación significativa entre Alzheimer y SDT y entre depresión y déficit de testosterona ya que, explicó Cabello, “el déficit de testosterona probablemente sea el responsable de la modificación de ciertos moduladores de los receptores de la recaptación de serotonina”.

Asimismo, Cabello destacó la necesidad de una buena calidad del sueño para la activación del deseo sexual. Así, mientras que las personas que logran alcanzar entre seis y ocho fases REM durante la noche tienen niveles más elevados de esta hormona, los pacientes con SDT disfrutan de menor número de estas fases y, por tanto, de menores niveles de testosterona.