El screening de aneurisma de aorta abdominal en los varones mayores de 65 años podría evitar más de 1.000 muertes al año en España. Ésta ha sido una de las principales conclusiones del 61º Congreso de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (Seacv). Como explica Luis Javier Álvarez, presidente de la Seacv, se considera que una persona sufre un aneurisma de aorta abdominal cuando ésta mide más de 3 centímetros de diámetro. El problema es que esta patología no da síntomas, “pero, si la aorta se rompe, se produce una hemorragia masiva en la cavidad abdominal y el 90 por ciento de las personas afectadas fallecen”, señala Álvarez. Este experto afirma que “el 60 por ciento de las personas mueren sin que les dé tiempo a llegar al hospital, y, de los que llegan con vida, sólo sobreviven el 40 por ciento”.
Por eso, la Seacv reclama que se realice un screening a las personas que tienen más prevalencia. “Los hombres de 65 años, porque tienen cinco veces más riesgo que las mujeres”, comenta Álvarez. Además, los varones que a esa edad no tengan un aneurisma de aorta abdominal, “es prácticamente seguro que no lo van a tener”, asegura Álvarez. “También es recomendable que se realicen esta prueba las personas que tengan familiares de primer grado que sufren la patología”.
En esta línea, durante el congreso se han presentado las guías de aneurismas de aorta abdominal. Como comenta Fernando Vaquero, coordinador de la Sección de Medicina Vascular de la Seacv, estas guías, aparte de recoger la necesidad de realizar el screening, señalan la creciente relevancia del tratamiento endovascular, “y en ellas se han actualizado los distintos dispositivos disponibles para llevarlo a cabo”. Además, se indica que “el factor más importante para sufrir esta patología, aparte de la edad, es el tabaco, y parece que está menos ligada de lo que se creía al colesterol e, incluso, a la diabetes, que podría ejercer un papel protector”, apunta Vaquero. Las guías también recomiendan la cirugía en pacientes jóvenes, porque “necesitan menos seguimiento”, apunta Vaquero. “A pesar de que la mortalidad entre estos pacientes sea algo más elevada en el quirófano, a los dos años se iguala con respecto al tratamiento endovascular”, añade.
Otro de los debates del congreso ha sido el de si es necesaria la cirugía en pacientes con estenosis carotidea asintomática. “Los estudios sugieren que la observación sería tan eficaz como la cirugía, aunque sería necesario realizar más investigaciones para corroborarlo”, comenta Francisco Rielo, del Servicio de Cirugía Vascular del Hospital Lucus Augusti de Lugo. Si se opta por la cirugía, aconseja este experto, “la clave es que el servicio que la realice tenga tasas de mortalidad por debajo del 3 por ciento en este tipo de intervenciones”.