Neonatología/ Aconsejan hacer un seguimiento a largo plazo y protocolos especiales

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Un trabajo premiado por la AEP demuestra que tienen una tasa de mortalidad 5 veces superior a los nacidos a término, pese a lo cual se les trata como a ellos.
| 2010-12-03T15:28:00+01:00 h |

E. S. Corada

Madrid

Un 8,2 por ciento de los nacimientos que se producen en España son pretérmino, o lo que es lo mismo, más de 34.000 bebés nacen antes de llegar a la semana 37 de gestación. Esta tasa ha experimentado un incremento progresivo en los últimos años a costa casi exclusivamente de los prematuros tardíos, término empleado para los nacidos entre las semanas 34 y 36.

Sin embargo erróneamente han sido considerados de bajo riesgo y con frecuencia son dados de alta rápidamente, en ocasiones sin asegurarles un adecuado seguimiento tras ésta, tratándolos como si fueran recién nacidos a término.

Un estudio elaborado en el Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital de Barcelona encabezado por Xavier Demestre (y que acaba de ser galardonado por la Asociación Española de Pediatría como mejor artículo publicado en 2009 en Anales de Pediatría), alerta sobre la mortalidad, reingreso hospitalario y secuelas de estos pequeños.

El trabajo, una revisión retrospectiva de los recién nacidos en el hospital desde el 1 de enero de 1992 hasta el 31 de diciembre de 2008 (más de 34.000 bebés, 2.000 de ellos prematuros tardíos), pone de manifiesto que la tasa de mortalidad en éstos fue mayor (del 5 por ciento comparada con el 1,1 por ciento en los a término), y que de morbilidad descendía a medida que aumentaba la edad gestacional, con el valor más bajo a partir de las 39 semanas. Además la tasa de prematuridad aumentó del 3,9 al 9,8 por ciento, a expensas exclusivamente de los prematuros tardíos (el 79 por ciento del total).

Ante estos resultados los investigadores advierten sobre la necesidad de revisar las pautas con esta población, buscar las posibles causas de su prematuridad, intentar reducir su incidencia y elaborar un cuidadoso protocolo de atención y vigilancia para minimizar la morbimortalidad asociada. “Sería aconsejable establecer un seguimiento a largo plazo a fin de conocer cuáles son las consecuencias sobre su desarrollo psicomotor —recogen las conclusiones del trabajo—. El colectivo obstétrico debe sensibilizarse del verdadero riesgo del nacimiento en estas edades gestacionales cercanas a término”.

Crear un registro nacional

De igual forma opina Vicente Roqués, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital de la Fe de Valencia, para quien “existen pocos protocolos y los que hay son incompletos; pocos hospitales pueden ofrecer consultas de seguimiento”. Además incide en los beneficios de crear un registro en los hospitales y establecer unos criterios de seguimiento posterior.

“Las unidades deben asegurar una detección precoz de las patologías que estos niños presentan y un seguimiento tras el alta hospitalaria para el conocimiento del neurodesarrollo posterior, en gran medida desconocido”. La evolución neurológica y el desarrollo psicomotor de estos niños son, en su opinión, un punto de partida para la elaboración de estos protocolos de seguimiento, por lo que deberían unificarse entre los diferentes hospitales.

Otro hándicap es que se trata de un grupo de población que, además de requerir cuidados muy especializados, su estancia en el hospital es de entre 40 y 50 días, diez veces más que el total del conjunto de pacientes. Éste es el motivo por el que, según Adolfo Valls i Soler, jefe clínico de la Unidad Neonatal del Hospital de Cruces, en Bilbao, son necesarias herramientas que ayuden a realizar ensayos clínicos para incrementar la calidad de vida de estos bebés “y que sean capaces de romper las limitaciones legales, metodológicas e incluso de financiación que en este momento tenemos”.

“A pesar de nuestros esfuerzos, todos ellos tienen un altísimo riesgo de padecer una infección, tasa que deberíamos poder reducir a partir de la realización de ensayos clínicos en este sentido” apunta. En esta línea el Caiber en Pediatría coordina actualmente un estudio centrado en UCI pediátrica en el que participan 20 centros.

Durante los últimos años se ha ido extendiendo la necesidad de aplicar una serie de cuidados específicos a los bebés prematuros para reducir el estrés que supone estar durante grandes periodos en la Unidad Neonatal. Son los llamados Cuidados Centrados en el Desarrollo (CCD), un sistema que establece medidas para reducir los efectos del ambiente sobre el bebé: la reducción de los ruidos y las luces de la unidad y su proyección directa sobre el prematuro, favorecer su descanso, intentar evitar el dolor y sobre todo fomentar el contacto máximo entre los padres y sus hijos.

En este sentido hace dos años se creó el Proyecto Hera, un trabajo multidisciplinar orientado a las unidades neonatales del que forman parte más de 60 hospitales en toda España con el que, entre otros logros, se ha logrado implantar el método canguro o piel con piel con el que se han demostrado grandes beneficios analgésicos: existe menos dolor para el niño en la punción, mayor producción de leche por parte de la madre, y una ayuda al proceso de vinculación entre ambos.