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Antiguos antibióticos como la colistina vuelven como nueva opción
El linfogranuloma venéreo se está introduciendo en España por primera vez
Cecilia Ossorio
Barcelona
¿Hacen falta nuevos antimicrobianos? Es la pregunta que se lanzaba durante un simposio celebrado en el marco del 14º Congreso de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). Santiago Moreno, uno de los moderadores allí presentes, afirma que “parece claro que sí”, ya que la mortalidad por infecciones bacterianas sigue siendo muy alta.
Ahora bien, para influir en la mortalidad se vuelven necesarios otros agentes, como los biológicos, y tampoco se puede olvidar el eterno problema del desarrollo de resistencias. En este sentido, Moreno señaló que cuando la industria farmacéutica desarrolla un nuevo antibiótico, “se preocupa de mirar la eficacia y la seguridad, pero no forma parte de la evaluación de los nuevos antimicrobianos ver en qué medida seleccionan o no bacterias resistentes”. Una medida que, por tanto, sería deseable tener en cuenta.
A juicio de Tomás Pumarola, presidente del Comité Organizador del Congreso y jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Clínic de Barcelona, “cada vez se desarrollan menos antimicrobianos, entre otras cosas porque el coste que tiene su desarrollo para la industria es enorme, y hay otro tipo de fármacos que son mucho más rentables a la larga, el beneficio a veces no compensa”. Por tanto, si bien se imponen los nuevos antimicrobianos, los expertos apuestan por “soluciones imaginativas”. Una es cómo reutilizar los viejos antimicrobianos. En este sentido, durante el simposio se destacó el uso de la colistina, que se está recuperando “para determinados tipos de infecciones, sobre todo las producidas por una bacteria multirresistente”, indicó Moreno. Así, aunque colistina fue rápidamente superada por otros en términos de eficacia y toxicidad, ahora empieza a resurgir y se muestra activa contra unas bacterias “que no tuvieron tiempo de desarrollar resistencias contra ella”.
Llega el linfogranuloma
Las infecciones por transmisión sexual también protagonizaron parte del congreso, debido a que se está experimentando un incremento importante y no sólo de las clásicas, como la sífilis o el gonococo. También se está comprobando la aparición de nuevas patologías de transmisión sexual que hasta ahora no se habían registrado en España, como el linfogranuloma venéreo, producido por la Chlamydia trachomatis. Aunque no se puede estimar la tasa de incidencia porque no se han realizado estudios multicéntricos en nuestro país —sólo hay datos aislados—, Pumarola considera que la llegada de esta infección crónica puede hallar su causa en los viajes, “no tanto en los flujos migratorios como en los muy temporales, que están siendo determinantes”. Además, citó la relajación sexual que ha surgido por la “falsa sensación” de seguridad ante el VIH, con un tratamiento que cronifica.
En relación al VIH, el presidente de la Seimc, Ferrán Segura, alertó de que la cifra de diagnóstico tardío de la infección, que en población general es del 40 por ciento, llega casi a duplicarse en mayores de 50 años, debido a la ausencia de sospechas por parte de los profesionales, así como de pruebas diagnósticas precoces en esta generación.