| jueves, 11 de abril de 2013 h |

“Todavía nos encontramos en un punto lejano para poder curarla, pero la enfermedad de Parkinson es probablemente la enfermedad neurológica con mayores expectativas de futuro en cuanto a tratamientos”. Además, Rosario Luquin Piudo, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en el Día Mundial de esta patología, explica que el reto actual es tratar de encontrar fórmulas para que la enfermedad se detenga o, al menos, que se ralentice mucho, así como “conseguir tratar ese 25 por ciento de síntomas que aparecen de manera más tardía y que no responden a la terapia convencional”.

Y en ese punto es precisamente donde se encuentra la investigación en esta enfermedad, ya que actualmente hay en marcha diversos trabajos de investigación, nacionales e internacionales, que intentan encontrar nuevas moléculas o nuevos fármacos que permitan que la enfermedad se desarrolle lo más lentamente posible. Además, se ha avanzado muchísimo también en la investigación del posible uso de las células madre, principalmente con el objetivo de remplazar las neuronas perdidas por otras funcionales.

Una línea de investigación y una tendencia futura con la que José Ángel Obeso, especialista del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, tambiñen se muestra de acuerdo. “El reto más importante y asequible ahora en la enfermedad de Parkinson es detener su progresión”, asegura este profesional, que además dirige un Simposio sobre esta patología en la Universidad de Navarra que empieza hoy jueves 11 de abril.

Esta reunión, que concentrará a importantes especialistas internacionales, se centrrá sobre todo en estas nuevas líneas de investigación y en la comprensión del porqué mueren las neuronas del cerebro humano. “La enfermedad de Parkinson es una patología privativa del ser humano. No hay ningún otro animal que la sufra de manera espontánea. Por eso tiene que haber alguna característica del ser humano que nos hace vulnerables a esta muerte neuronal”, asegura Obeso. Además, también entrarán en el porqué ese proceso de muerte neuronal se extiende después, con el progreso de la enfermedad, a otras zonas del sistema nervioso.

Y todo ello en un contexto de optimismo en torno a una enfermedad que, pese a ser el segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente, con una media de 10.000 nuevos casos al año, y tener una previsión estimada para 2050 de incluso triplicar las cifras, parece tener buenas expectativas. “Contamos con un arsenal terapéutico impresionante para, aproximadamente, el 75 por ciento de los síntomas”, asegura Luiquin Piudo.