La medicina e instituciones “deshumanizadas” influyen en la salud del médico
| 2011-03-04T15:47:00+01:00 h |

El papel que desempeñan las administraciones sanitarias en relación con el Programas de Atención al Médico Enfermo (Paime) es fundamental para determinar el funcionamiento de éste. Aunque su extensión dista de ser homogénea, muchas consejerías autonómicas de Sanidad sufragan en gran medida los costes que éste acarrea, según expusieron sus representantes en una de las mesas del 4º Congreso Paime celebrado en el Colegio de Médicos de Málaga.

En el caso de Navarra, ésta lo cubre en su totalidad, mientras que Castilla-La Mancha, Cataluña y Galicia lo sufragan en un alto porcentaje.

El trabajo conjunto entre profesionales y gestores también fue puesto de relevancia por el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, durante la inauguración del encuentro, incidiendo en que este compromiso social demostrado por el médico obliga a los políticos a estar “a la altura de las circunstancias” y promover las mejores condiciones para estos profesionales. Martínez Olmos alabó así la “transparencia” y capacidad de “autocontrol” de los médicos, mientras que uno de los precursores del programa y vicepresidente del Colegio de Barcelona, Jaume Padrós, recordó que hasta su aparición algunas de las soluciones de las instituciones sanitarias eran “punitivas” y ninguna rehabilitadora, lo que suponía una pérdida de profesionales con la consiguiente reducción de la calidad de la asistencia y de la confianza del usuario. Por ello, Padrós resaltó que no se debe ver el Paime como un programa elitista, exclusivo para el médico, sino como una iniciativa preventiva que da respuesta a un problema de salud pública, no corporativista.

Por su parte, José Ramón Repullo, jefe del Departamento de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad, analizó la influencia que ejerce sobre la salud de los médicos la actual “deshumanización” de la medicina y el “mal escenario” en que se convierten en muchas ocasiones las instituciones. “Debemos abandonar la tecnología, volcarnos más en el paciente y reactivar los parámetros éticos de la profesión”, agregó.