seminario/ Cómo abordar el paso del tiempo desde la medicina

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La dieta y el ejercicio físico ayudan a paliar el desgaste ocasionado por los años
| 2010-07-09T17:44:00+02:00 h |

Teresa rey

La Granja (Segovia)

Hay una pregunta que científicos e investigadores de las disciplinas más variadas se han cuestionado desde tiempos inmemorables: ¿por qué envejecemos? La respuesta no es sencilla y los mecanismos implicados aún continúan estudiándose pese a que existen importantes certidumbres al respecto. Desde hace relativamente poco la medicina antienvejecimiento ha ido aportando rayos de luz a esta sempiterna cuestión que indudablemente ha experimentado un auge, especialmente por su vinculación a lo estético. Sin embargo, en Estados Unidos esta especialidad no está sólo relacionada con meras cuestiones estéticas, sino con una medicina preventiva que busca llegar a una vejez más saludable. Así lo expuso José Sabán, jefe de la Unidad de Patología Endotelial del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, durante la celebración del Seminario Minute Maid para medios de comunicación: “Antioxidantes, más de 4.000 formas de cuidar la salud”, avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y la Sociedad Española de Endocrinología Nutrición (SEEN).

Las teorías que abordan el antienvejecimiento son muy variadas, sin embargo, dejando al margen todas ellas Sabán destacó la teoría de los radicales libres, propuesta por el americano Denham Harman en la Universidad de Nebraska en 1956, y que hoy día es uno de los puntos de referencia para entender el proceso de oxidación celular (estrés oxidativo) y su implicación en el envejecimiento. “Según Harman con la edad la defensa antioxidante se pierde, de modo que es más difícil hacer frente al estrés oxidativo. En realidad, se trata de un proceso fisiológico ineludible derivado de la disminución de las enzimas presentes en el organismo”, matizó el especialista.

Ahora bien, ¿qué es lo que se oxida? Se sabe que se oxidan los lípidos, lo cual tiene un efecto muy pernicioso para el fenómeno arterioesclerótico. Las proteínas también se ven dañadas por el deficiente funcionamiento enzimático, lo que perjudica a la neurotransmisión cerebral. Asimismo, el ADN se desgasta y cuando esto ocurre se producen mutaciones somáticas que provocan el deterioro de los diferentes tejidos.

La piel y el resto de órganos

Cuando se aborda el proceso de envejecimiento, ineludiblemente se atribuye a la piel el papel de “detector de la edad” y, de hecho, las células del tejido cutáneo, al igual que las del resto del organismo, acusan los efectos de la oxidación. En este sentido, tal como aclaró en el marco del seminario el doctor Jorge Soto, profesor titular de Dermatología de la Universidad del País Vasco, “la generación en exceso de especies reactivas de oxígeno y otros radicales libres está asociado a la carcinogénesis cutánea, al fotoenvejecimiento y a la inducción de algunas enfermedades inflamatorias de la piel. Por tanto, cualquier actuación que disminuya su presencia tendría como repercusión un efecto de fotoprotección y disminución de los tumores cutáneos”.

Es posible afirmar que el organismo pierde facultades debido al estrés oxidativo, pero también es cierto que el proceso no es igual en todos los órganos. Por eso se puede hablar de un envejecimiento diferencial. La oxidación de los tejidos condiciona la edad biológica que permite distinguir no sólo la edad verdadera entre individuos, sino entre células, tejidos y órganos, por esto es posible que algunas personas tengan el corazón más viejo que su riñón y viceversa”.

Entendiendo que esa oxidación es la que añade años a nuestros órganos, el planteamiento es cómo paliar sus efectos. Indudablemente la dieta juega un papel fundamental, de hecho hay estudios científicos que “verifican que los sujetos que poseen mejores niveles de vitaminas presentan, por ejemplo, un mejor funcionamiento del endotelio”, añadió Sabán. Pero si la alimentación es importante, el especialista incidió en que el ejercicio físico lo es más. De hecho, “la capacidad física es el mejor pronóstico de medición que tiene hoy día la medicina moderna para determinar si una persona va a vivir más que otra”.