El polifosfato es una molécula inorgánica formada por varias moléculas de fosfato y se encuentra en el interior de todas las células, desde las eucariotas a las procariotas. Estas moléculas de fosfato presentan un enlace que les permite unirse entre ellas para formar una molécula lineal. De este modo, el polifosfato puede componerse de varias decenas de moléculas de fosfato.
Como explica Samuel Bru, investigador de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), este compuesto está asociado con múltiples funciones. “Una de las más importantes tiene que ver con la reserva de fosfato, ya que si la célula sufre por la ausencia de este compuesto, el polifosfato interviene para evitar un shock osmótico”, indica Bru. Además, recientes investigaciones apuntan a que también estaría implicado en la circulación sanguínea e incluso en las conexiones neuronales.
Bru pertenece al Grupo de Nuevas Ciclinas de la UIC, que recientemente ha publicado un artículo en la revista Molecular Microbiology sobre un estudio que aporta nuevos datos sobre el relevante papel de esta molécula. El principal hallazgo realizado por este grupo es que el polifosfato es “esencial para que la replicación del ADN se produzca adecuadamente”, señala este experto.
Para que las células puedan replicar su genoma necesitan grandes cantidades de fosfato, ya que el ADN está formado por nucleótidos, y cada uno de estos presenta tres moléculas de fostato. En el citado estudio, realizado con células de Saccharomyces cerevisiae (levadura), los expertos vieron que “el polifosfato aporta la gran cantidad de fosfato que se precisa al final de la fase G1 del ciclo celular para sintetizar los nucleótidos necesarios para que el genoma se replique de forma correcta —indica Bru—. Más en concreto, las células del estudio que no tenían polifosfato presentaban un mayor índice de mutaciones o de inestabilidad genómica”.
Otro de los resultados del estudio es que el polifosfato sigue un ritmo cíclico. “A final de G1 se degrada porque aporta fosfato a las células, y al final de la fase G2M se sintetiza para comenzar de nuevo el ciclo”, comenta Bru.
Ahora, este mismo grupo de investigadores está realizando un estudio en células de mamíferos para determinar el papel de este compuesto en el daño al ADN que se puede producir durante la replicación celular.