El paro de larga duración se extiende entre la profesión médica. Casi un tercio de los profesionales que engrosan las listas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se encuentra afectado por esta situación, según pone de manifiesto el ‘Estudio sobre la situación laboral de los médicos de España’ que ha elaborado la Organización Médica Colegial (OMC). Un 20 por ciento de los facultativos se halla en desempleo desde hace más de un año y un 10 por ciento acumula más de seis meses consecutivos sin trabajar.
La inactividad alcanza cada vez a médicos de más edad. Entre los facultativos desempleados, un 54,3 por ciento ha superado los 40 años. De los cuales un 8,4 por ciento supera los 60 años; un 23,1 se encuentra entre los 51 y los 60, y un 22,8 por ciento, entre los 41 y los 50.
Al problema del paro se suma el de la precariedad. “El Sistema Nacional de Salud (SNS) se ha convertido en la mayor empresa de trabajo temporal de España”, advertía Óscar Gorría, vocal de Médicos en Formación del Colegio de Médicos de Navarra y coordinador de este estudio, del que ayer se presentaba la segunda oleada.
El primer informe se publicó en noviembre del año pasado. Esta segunda edición se ha realizado a partir de una encuesta a 11.731 médicos y en la que han participado 51 colegios diferentes —todos, excepto la corporación de Barcelona—. El estudio presentado el pasado jueves viene a confirmar dos problemas del SNS: por un lado, la precariedad laboral del personal médico en los hospitales públicos; por otro y como consecuencia, la formación de una bolsa de paro sumergido.
Contratos precarios
Un 46,8 por ciento de los encuestados ejerce la medicina sin plaza fija. De este grupo, un 41,6 por ciento trabaja con un contrato precario; es decir, con una duración menor a seis mes, a tiempo parcial al 50 o al 75 por ciento, de guardias, por sustitución o por obra y servicio.
La temporalidad del empleo se ha agudizado. Los profesionales firman una media de 4,67 contratos al año. En el caso de los desempleados la situación es más grave. El promedio aumenta a 7,35 contratos anuales.
Al igual que en el sistema público, la precariedad también se ha convertido en un problema del sector privado. Un 53,3 por ciento de sus facultativos están contratados de manera indefinidas, mientras que un 25,5 por ciento se encuentra en una situación laboral precaria.
Pero las cifras de precariedad esconden otra realidad: el paro sumergido. Un 26,8 por ciento de los médicos desempleados no se encuentra apuntado a las listas del SEPE, frente al 22 por ciento que había registrado la última muestra. “La precariedad es tal con contratos temporales o por guardias que, según explican, no les merece darse de alta en el paro”, explicó Gorría, quien subrayó que las cifras que ofrece el Ministerio de Empleo y Seguridad Social no son reales.
Precisamente, el SEPE publicó el mismo jueves sus cifras de paro. El número de desempleados asciende a 2.130 profesionales, lo que supone un incremento del 6,34 por ciento con respecto a enero. “Estas cifras son categóricamente falsas”, aseveró Gorría, quien insistió en que no recogen los datos de precariedad. El número de demandantes de empleo también ha experimentado un avance en relación al mes anterior. 3.689 facultativos buscan empleo, lo que significa un repunte del 4,2 por ciento en sólo 30 días.
Pérdida de derechos
La precariedad del empleo conlleva una pérdida de derechos a largo plazo. Miguel Ángel García, del sindicato CESM y uno de los colaboradores en la elaboración del estudio, avisó del problema con que se encuentran muchos médicos: “Trabajan 40 horas a la semana porque han realizado dos guardias y sólo cotizan esos dos días”.
El presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, lamentó la “cronificación” de este problema del SNS. “El resultado es que sólo ha cotizado un tercio de su vida laboral, tras más de 20 años de trabajo”, advirtió.
Rodríguez Sendín insistió en que esta situación laboral es incompatible con “la buena medicina” y genera “una pérdida de calidad del SNS”. El responsable de la OMC denunció que los cambios continuos de profesionales dificultan la “confianza entre el médico y el paciente”. La escasa contratación, condicionada por la tasa de reposición, provoca un “acúmulo de tareas” que hace “que los médicos no tengan tiempo para que el paciente le exprese sus sentimientos ni para explicarles su problema”, detalló.
El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas ha abierto la mano para este ejercicio. La tasa de reposición en las Administraciones Públicas, que hasta ahora se encontraba al 10 por ciento, ha pasado al 50 por ciento en el caso de los servicios públicos esenciales como la sanidad. Este cambio resulta insuficiente a los ojos de los representantes de los médicos. “Se han jubilado en los últimos años más de 5.000 facultativos y sólo se ha contratado a un 10 por ciento”, señaló Francisco Miralles, secretario general del sindicato CESM. “Este tipo de medidas deberían eliminarse en una situación como la nuestra”, añadió.
El Foro de la Profesión Médica, que integra a CESM y a la OMC, entre otras instituciones del ámbito sanitario, ya ha solicitado al ministerio de Sanidad una intervención en materia de empleo con el fin de corregir la actual situación de precariedad laboral. “Hemos exigido la creación de un grupo de trabajo que ya ha comenzado a contactar con las comunidades autónomas para llevar esa situación al Consejo Interterterritorial”.
La situación ha generado cierta desconfianza entre los propios profesionales. Un 49 por ciento de los encuestados considera que es inviable mantener a corto plazo un sistema sanitario como el actual y un 65,6 por ciento cree que existe un problema de financiación. Una de las soluciones que defienden los facultativos es la creación de unidades de gestión clínica. Un 61,5 por ciento se muestra favorable a la implantación de estas áreas en los hospitales, mientras que un 58,4 por ciento reclama más fondos públicos.
Un 41,6 por ciento de los médicos que no dispone
de plaza fija se encuentra
en una situación precaria
La OMC advierte de que
se han dado casos de médicos que sólo han cotizado
un tercio de su vida laboral