entrevista/ Cuestiones como la falta de medidas sanitarias condicionan su validez

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| viernes, 09 de julio de 2010 h |

ALBA RUIZ/L.B.

Madrid

Pregunta. ¿Cuál es la opinión de Separ respecto al borrador de la nueva ley antitabaco?

Respuesta. Lo vemos como una nueva oportunidad perdida de conseguir una auténtica ley que sirva para evitar que el joven se inicie en el consumo del tabaco, para proteger la salud de los no fumadores del aire contaminado por el consumo de tabaco y para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. El borrador que se presenta al Congreso es inoperante.

P. ¿Dónde está según ustedes el fallo del borrador?

R. Hay cuatro fallos importantes: contempla una prohibición absoluta del consumo de tabaco en lugares públicos, pero deja abierta una puerta falsa a través de la cual se pueden colar lugares de ocio, restaurantes o bares en los que se puede fumar, que es el de los clubes de fumadores, y eso es un problema grave. Otro problema importante es que no regula la publicidad indirecta de las labores de tabaco. Tampoco los precios de las labores de tabaco. En cuarto lugar, es una ley que no contempla ningún tipo de medida sanitaria para ayudar a los fumadores a dejar de fumar.

P. Aún es un borrador. ¿Van a hacer desde la Separ algún nuevo intento, dirigiéndose al ministerio o a algún partido político?

R. Nosotros ya hemos dado el paso. Nuestra propuesta para la modificación de la ley la hemos enviado al Ministerio de Sanidad, al presidente de la Comisión de Sanidad del Congreso y a todos los diputados de esta comisión.

P. La financiación de los tratamientos ¿es un tema a plantear en esta segunda ley?

R. Por supuesto. Una de las cosas por las que este borrador es malo es porque no contempla medidas sanitarias de ayuda a los fumadores. Sería muy importante que aparecieran recursos asistenciales que los fumadores pudieran utilizar a la hora de dejar de fumar y que se financiaran los tratamientos del tabaquismo como se financian los tratamientos por el SNS de cualquier otra enfermedad crónica. El tabaquismo es la enfermedad que más mortalidad causa. ¿Por qué no se financian esos tratamientos si se ha demostrado en multitud de estudios clínicos que son seguros y eficaces? Sí se financian para otras enfermedades crónicas, como la hipertensión arterial, que es menos frecuente y mata a menos gente. Es algo que no tiene sentido. Son coste-efectivos y han demostrado que la relación coste-beneficio es sensiblemente mejor que la que tienen otras enfermedades crónicas. Está claro que se tiene que hacer un esfuerzo por su financiación.

P. ¿En qué situación se encuentra España con respecto a otros países de nuestro entorno?

R. En países de la Comunidad Europea, como Inglaterra, Francia, Irlanda e Italia, se disfruta de leyes que protegen la salud de los no fumadores mucho mejor que la ley española. En cuanto a financiación, en países como Inglaterra Francia y Bélgica existe una financiación pública de los tratamientos, en Italia se están empezando a llevar a cabo campañas de financiación también e incluso en España en algunas comunidades, como son La Rioja o Navarra, existe la financiación de los tratamientos para dejar de fumar y en otras no. Esto atenta contra la equidad. El SNS se rige principalmente por la equidad y resulta que en cuanto a tratamientos de tabaquismo en España no hay ninguna equidad y esto está atentando, si cabe, contra la propia Constitución. Es muy importante que el Gobierno tome esto en serio. Ya que se está dispuesto a hacer una modificación de la ley, que se hagan las cosas bien, que todo el mundo tome su responsabilidad y que modifique la ley como debe ser.

P. ¿Qué datos manejan respecto a la ineficacia del primer texto?

R. Hicimos una encuesta en la población general española a principios de 2005 para saber cuál era el grado de exposición al aire contaminado por humo de tabaco en los diferentes ámbitos. Volvimos a repetirla cuando ya la ley llevaba más de una año en funcionamiento. Nos dimos cuenta de que la reducción que había habido a este aire en los lugares de ocio había sido tan sólo de un 15 por ciento. Eso demostró que la ley no estaba protegiendo la salud de los no fumadores.