En un contexto poco esperanzador en cuanto a la llegada de nuevos fármacos en los próximos años, el objetivo del tratamiento en la enfermedad de Alzheimer pasa por “morir con alzhéimer, pero no de alzhéimer”, tal y como señala Vicente Lladró, director de ‘Real Butterfly’, un centro privado dedicado en exclusiva al tratamiento de pacientes con deterioro cognitivo tipo Alzheimer en estadios leves, moderados y severos.
Además de contar con una sala de estimulación neuropsicológica, una sala de terapia ocupacional y otra de fisioterapia, el centro cuenta con una sala multisensorial. Este espacio, que cada vez se está implantando en más residencias, pretende la estimulación del paciente a través de los sentidos, ya que es lo último que pierden este tipo de pacientes. La idea, importada de Holanda, nació inicialmente para el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el del síndrome de Down.
Pero lo verdaderamente novedoso de este centro es la implantación de la técnica de neurofeedback, en investigación experimental en varios centros actualmente, entre ellos el suyo. Como explica Paola García, neuropsicóloga del centro, esta técnica consiste en “entrenar las ondas cerebrales mediante el aprendizaje”. Para ello, el paciente se coloca un casco que mide la frecuencia de los flujos eléctricos del cerebro mediante electroencefalografía con la idea de lograr, mediante entrenamiento, invertir el patrón de ondas característico de las personas con alzheimer. A diferencia de sujetos sanos, estos pacientes presentan niveles bajos de alfa y beta, las ondas activas durante la vigilia, y niveles altos de teta y delta, las ondas activas durante el sueño. Mediante este entrenamiento, la idea es crear una “huella de memoria” en estos pacientes que después les permita mejorar sus niveles de concentración (alfa) y relajación (beta) por sí solos.
Además de la mejora de la relajación y la concentración, García señala la puesta en marcha de estudios en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid que buscan crear protocolos más específicos en áreas concretas como, por ejemplo, la memoria de trabajo.