Entrevista/ Considera que hay que estar abierto al debate sobre fórmulas de gestión

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| viernes, 04 de febrero de 2011 h |

J.M.López

Madrid

El ex ministro ha reaparecido en la escena política con la presentación de un informe que, aunque inicialmente abordaba el papel de la industria sanitaria en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), se ha transformado en un completo diagnóstico y pronóstico de las deficiencias del sistema.

Pregunta. En su informe se pide mayor corresponsabilización de los agentes sanitarios en la gestión de recursos y se plantea como un problema la funcionarización de los profesionales, ¿están ligados?

Respuesta. Es algo que arrastramos desde el ‘Informe Abril’, según la opinión de profesionales y gestores. Ambos están diciendo que el mecanismo que tenemos de contratación no permite incentivar a quienes cumplen muy bien su tarea. Cualquier estructura que quiera incorporar calidad, innovación y ser más productiva tiene que contar con estos mecanismos. El modelo de contratación, que tiene su componente histórico, no es útil. Y esa opinión la comparten tanto los gestores de la sanidad privada como de la pública.

P. ¿Es difícil lograr mecanismos de incentivación real?

R. No hay propuestas específicas en el informe, pero sí una afirmación bastante rotunda dentro de lo que es el esquema de cómo se gestiona la sanidad en España, y es que tenemos que estar abiertos a discutir modelos de gestión. Defendemos una sanidad pública, que el SNS es patrimonio de los españoles, pero tenemos que estar abiertos a modelos de gestión que permitan que sea más sostenible y que aumente su calidad.

P. Y los profesionales, ¿están dispuestos a ello?

R. Sí, quizá porque los profesionales que se sentaron para realizar el informe son figuras excelentes y, en general, el buen estudiante no teme una evaluación. Al revés, prefiere que se le evalúe.

P. ¿Cree que es posible llevar a cabo alguna de las recomendaciones del informe, como una financiación finalista o un Interterritorial con capacidad legislativa?

R. Es un informe técnico. Una de las ventajas de no ser ministro es la libertad para trabajar, opinar, equivocarte… Cuando eres ministro tienes que gobernar y aunque externamente ofrezca una imagen de poder ilimitado no es así. Cualquier ministro tiene que tomar decisiones que están muy acotadas, que forman parte de sus equilibrios. Es un pulso que tomamos a la sociedad, y si lo que nos dice es que hay que hacerlo, el poder político tiene que encontrar la fórmula. Lo que es necesario tiene que ser posible. No podemos ponerle pegas. Tenemos el sistema que nos hemos dado a nosotros mismos, los ciudadanos pueden darse a sí mismos otra forma de hacer las cosas, por lo tanto, que el Consejo Interterritorial tenga una mayor capacidad para coordinar y cohesionar es algo que está en la Ley General de Sanidad, y en la de Cohesión y Calidad. Es utilizar la ley para responder a una necesidad que los ciudadanos plantean.

P. ¿Ha cambiado la visión que tiene Bernat Soria sobre el sector tras su paso por el ministerio?

R. La experiencia de ser el primer responsable del SNS, como fui durante casi dos años, es única. Es imposible dejar de estar impactado por todo lo que aprendes, aunque todo no lo puedas ni lo vayas a contar nunca. Cambias, pero los demás también cambian con respecto a ti. No eres el mismo, porque has adquirido un conocimiento y, sobre todo, por la experiencia. Los demás también esperan de ti que, aunque no les cuentes lo que sabes, actúes de forma coherente con tu experiencia. Eres más realista.

P. ¿Le parece que el informe dibuja una realidad optimista?

R. Esta misma mañana, un compañero, Julián García Vargas, me mandaba un mensaje y me decía: “Yo no soy tan optimista como tú”. Creo que a través de este informe estoy dando una visión, un aldabonazo realista, de una situación a la que tenemos que enfrentarnos, pero otros compañeros que han pasado por situaciones similares, mantienen posturas más críticas y más pesimistas que las que yo mantengo. No voy a decir que él tenga razón, ni tampoco voy a apostar nada por decir que yo la tengo, pero tenemos que hacer algo. Esto no puede quedarse así y dejar que pase el tiempo. Es importante para todos.

P. ¿Confía en que sea posible?

R. Sí, tengo una gran confianza en los ciudadanos y en la democracia. Es algo que se tiene o no. Creo en la sabiduría de los ciudadanos tomando decisiones. Confío en la voluntad popular y en la madurez de los ciudadanos tomando decisiones, incluso cuando votan cosas que yo no voto.

P. ¿Hay un ‘síndrome del ministerio’ que hace ver una realidad distinta cuando se está dentro?

R. En mi caso poco, en otros casos quizá sí, y voy a ser franco. Nunca dejé de ser como soy, no dejé de hablar con la gente que me rodea, con el camarero o con mis amigos. Cuando uno mantiene un nivel de relación con gente que se entiende como normal no cambia la perspectiva. Si uno la corta o no la mantiene, el ministerio puede hacer pensar que uno es un semi-dios, algo totalmente erróneo y distorsionado. La visión del problema parte de un análisis correcto de la situación y de pulsar a la sociedad, de esa proximidad necesaria para escuchar a la gente.